Universidad.
Tres horas de viaje.
Una pequeña parada en el único restaurante con hamburguesas vegetarianas que encontramos en el camino.
Pero ya estaba aquí, en la universidad.
—Cariño.
Mamá me abrazó y por primera vez en varios meses, las lágrimas que intenté contener no me dejaron una sensación de amargura.
—Te extrañaré, eres mi gran bebé. —acarició mi rostro con ambas manos y las dejó reposar sobre mis mejillas. —Estoy muy orgullosa de ti, Lucian. —noté el momento exacto en que sus ojos se empezaron a tornar vidriosos. —Recuerda lo que hablamos, solo se trata de ser tú, de dejar que tus sentimientos fluyan, no está mal nada que te haga feliz.
Cada vez que mi vida estaba mal, me bastaba con pensar en lo genial que era tener una mamá como la mía, con eso era suficiente para que el sol se asomara en mi día nublado.
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Lágrimas de miel.
Novela JuvenilEsa noche lo vi marcharse, sujetaba con fuerza la mano de ella, como si eso le diera la estabilidad a la que él buscaba aferrarse. Y aunque la música estuviera muy fuerte, al punto de aturdir mis oídos, escuche tan claro como mi corazón se hizo añi...