Parte II

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“La lealtad se pierde cuando los líderes traicionan la patria” … Aquella frase nos lo hacían cantar desde que era un niño, en parte tenía mucha razón y es que como no olvidar esos días de inocencia, amistad, diversión y una linda perdida.

A mi mente ha llegado aquella imagen, alegre que me encanta tanto, esa imagen donde el mundo era sano y puro. Siempre he creído que los buenos valores vienen desde ese lugar, ese lugar conocido como corazón. Era un niño, tenía alrededor de 8 años, y jugaba con mis amigos en el parque, un día soleado, y muy hermoso. 

Dicen que los niños no sienten amor, lo cual es cierto, pero ¿Hasta qué punto? El único amor que ha de florecer de sus corazones es hacia sus padres, concuerdo muy bien con eso. Sin embargo, yo sentí atracción, como era niño supuse “Amor”, lo cual era falso. No recuerdo muy bien su nombre, aun si yo la llamaba “Flor”, la había conocido en la escuela, y éramos muy buenos amigos. La llamé flor, por una flor amarilla que le regalé en el Día del “Amor y La Amistad”, ella me dio un caramelo, igual, nunca me llamó de esa manera. ¡Ah! ¡Que complejo es ser niño!  Jugar y aprender todo el día, ¡Que dicha tienen! Aunque la madurez llegue y crecemos, olvidamos esos buenos valores que había en nuestros pequeños pero puros corazones, o no tan puros…

A Flor dejé de verla ese día en el parque. Una niña quien era su mejor amiga, para mi alguien “x”, la acompañó hacia los baños públicos. Flor me dijo《 Espérame aquí, voy a ir a lavarme las manos… 》 Entrelazo sus dedos con su compañera, que también estaban sucios y juntos fueron al baño. Espere todo lo que quedaba de la tarde para seguir jugando con ella.

Nunca llegó.

Mis padres me llamaron para irnos, era tarde, el sol ya se había ido con el alba. Mis padres me llamaron varias veces, yo les rechacé, fueron tan insistentes que lo lograron. Les pregunté si sabían algo de Flor, mi hermano quien estaba a un lado mío, contestó por ellos.

Flor…—Dijo mi hermano, sabía algo. —A Flor se la llevaron temprano, tenía que ir al médico. —Terminó de decir.

Yo sabía que mi hermano mentía, era algo muy instintivo mío. Y como buen niño que era, no tarde en deducir que sucedió. ¡Después de una semana, claro!

Mi amiga había muerto… Fue sin lugar a dudas, el primer acto traumático que tuve, y al enterarme bien su muerte, se me quebró algo dentro de mí, desde entonces, diría yo, me volví muy rebelde contra mis padres, dejé de ir a misa con ellos, me dejé llevar por ese mal que existía en nuestra realidad, en nuestro mundo. Por haber empezado a comportarme mal, recibí mi castigo, un castigo bien definido, ¿No? ¿Cuál era ese castigo? Se preguntarán. Era la academia militar, habían adelantado el servicio militar obligatorio de 18 años, para pre-adolecente de 13 años, y no cualquier joven, oh no. Sino jóvenes problema, o posibles casos de ellos, mi persona.

¡Ah, los dulces recuerdos del antaño! Tan dulces que la muerte de Flor era el toque de cereza sobre el pastel. Dicho trauma me seguiría y me atormentaría toda mi adolescencia, ¿Y cómo fue su muerte? Se estarán preguntando, la verdad no tengo cien por ciento la verdad y aun así les contaré lo mismo que me contaron a mí.

Flor y Nani (Era el sobrenombre que tenía aquella niña, ya que nunca supe su nombre, y además varios compañeros la llamaban así), recién habían llegado a los baños a la lavarse las manos, porque previamente estaban jugando con barro, lo que no sabían era que no estaban solas, una sombra se desplazó y entra, sin llamar la atención de las niñas, hasta que cierra la puerta en silencio y coloca candado, impidiendo la entrada a la zona. Las niñas conversaban alegremente mientras se lavaba las manos, hasta que Nani cae al suelo, se desmaya. Flor se asusta y justamente cuando se dirigía a la salida a pedir ayuda, la sombra impone su asquerosa mano sobre los suaves labios infantiles de Flor, de un bolsillo saca una navaja, y en segundos la deslizo por el cuello del infante. El hombre asesino había cubierto su rostro con una máscara de payaso, pero a través de los agujeros, Flor logró identificar que no era cualquier hombre. Era peor que eso, observó su alma, y se dio cuenta que no lo tenía. Ella estaba al frente del mismo demonio, que no solo mató a las niñas, las violó, y luego las descuartizó.  Un niño logró presenciar todo lo sucedido, por una ventana, sin percatar al monstruo, y lo comentó a los demás, nadie le creyó. Días mas tarde amaneció ahogado en el lago del pueblo donde alguna vez yo viví. Desde entonces se hizo caso a eso, nació una leyenda juvenil del payaso, la cual la olvidé, perdónenme, tengo muy mala memoria.

Antes de haberme montado en el avión que iba a llevarme directamente a la muerte, estaba por ese mismo parque, ese día no era soleado, era un día oscuro y gris. Y a lo lejos aquellos baños, decido acercarme, estaban cerrados con un aviso, de ‘Fuera de servicio’, rodeo la edificación y logró observar hacia adentro, a través de una ventana empañada de polvo, y en el espejo del baño, lo vi. Observé a la sombra con la máscara, se acercó al espejo, sacó la misma navaja asesina, se cortó la mano y la puso sobre el objeto reflejante denominado espejo, quitó su mano y había quedado la marca de una mano, no de un hombre, todo lo contrario, una niña. Mi antigua amiguita, Flor. La sombra gira su cabeza rápidamente hacia mi ubicación, y lo vi, he visto su alma, su alma era presa de algo, ese algo, sería lo que atormentaría en el momento de mi muerte.

He visto a un ser, diferente a lo real, el ser que me atormentara en la casa del limbo, donde la vida y la muerte se encuentran, y lo real e irreal difieren hasta crear una sensación de esquizofrenia artificial en mi alma.

Como lo había dicho anteriormente, ese lugar es el limbo.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2020 ⏰

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La pesadilla después de mi muerte. -Historia de Terror cortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora