Nueve:

44 6 8
                                    

Es injusto verse obligado a hacer cosas que no te gustan
Es injusto que te traten con poco respeto
Es triste vivir debajo de la sobra de quien se supone que debes confiar más. Si todo el tiempo te sientes amenazado, desmotivado, sin ganas, todo gracias a terceras personas, busca la manera de salir de ahí. No tienes que vivir sometido todo el tiempo, debes ser libre y luchar por esa misma libertad.
“la persona que da una opinión que niega los derechos de una persona, no es opinión, es discriminación”






















Yuuichiro sintió como sus verdes ojos se aguadaban cuando sintió la mano de su padre sobre su mejilla, tocó suavemente la zona golpeada, temblando levemente. Asustado buscó con la mirada a Shindo, el cual nervioso retrocedió cuando vió la escena. El rubio suspiro y se acercó nuevamente, tocando el hombro del mayor

—Señor Ichinose, escucheme por favor. No castigue a Yuuichiro por lo que pasó— Fue separado con brusquedad. El hombre tomó con fuerza el brazo de su hijo y jaló del mismo, con poco cuidado, lo subió hasta su habitación, cerrando la puerta de un portazo, rápidamente Mikaela fue detrás de ambos, angustiado.

La sangre de Guren hervía del coraje, su homofobia estaba a todo flor. Al ver cómo su hijo no respondía, suspiro y se giró dispuesto a bajar nuevamente, cuando visualizo a Shindo, frunció nuevamente el ceño —Tu largate de mi casa, no te quiero volver a ver aquí—

—Señor Ichinose, no se moleste, lo que hicimos Yuuichiro y yo no tiene nada de malo- fue interrumpido

—¡Largate!— El menor, impotente, frunció el ceño

—Bien, pero esto no se quedara así. No puede tratar a Yuuichiro de esa forma, es un humano, no un animal sin sentimientos.—

El lugar se cubrió por una gran tensión. El rubio sin algo más que agregar, y bastante preocupado por la persona que le gustaba, se dio la media puerta y bajó hasta la salida, sin antes haber tomado sus cosas.
Sin saber que hacer, su mente se llenaba cada vez más de pensamientos negativos, temía que la situación se agravara más.

_____________

Las horas pasaban y pasaban, él día parecía seguir como si nada hubiera pasado, llegó el punto donde el sol comenzó a meterse, luciendo bellisimos colores que lo acompañaban en el atardecer. El viento soplaba con suavidad, haciendo que las hojas de los árboles sonarán de forma tranquila.
En una habitación casi completamente a oscuras, el “Tik Tak” de un reloj sonaba, indicando como los segundos pasaban.

“¿Qué se supone que debía hacer?
¿Por qué siempre las cosas tenían que pasar de esa manera?”

Cuestionamientos que rondaban la cabeza de Yuuichiro, impotente y bastante mal consigo mismo, por fin había logrado calmar su llanto, se sentía pésimo, su cabeza dolía como nunca antes, y sus ojos lo acompañaban con un ligero ardor. Quería dormir, pero no se sentía tranquilo. Temía que Guren entrara en cualquier momento a su habitación y le diera una reprimienta por lo que había pasado, solo en pensar en ello, se sentía cada vez más y más ansioso.

Unos pasos comenzaron a escucharse en el pasillo, estos cada vez se acercaban más. El azabache tembló ligeramente haciéndose pequeño en su lugar, sin más, la puerta fue abierta con brusquedad, dejando apreciar a su progenitor, el cual, lo miraba de forma completamente fulminante. Ichinose agachó la mirada, no sólo como muestra de intimidación, sino también de respeto.
El hombre se acercó a él, con una mano lo tomó de la barbilla y alzó su cabeza para que lo mirara, algo que logró con éxito

—Estoy cansado de que seas una decepción para la familia. No encuentro remedio para ti. Siempre te di toda la educación, buena ropa, buena casa, buena comida. Todo lo que le pedías a tu madre o lo que necesitabas, te lo dábamos, ¿cómo te atreves a hacernos esto?—. Cuestionó

Nuevamente los ojos del azabache se llenaron de lágrimas, odiaba ser mortificado.

—¡Te hice una pregunta, respondeme!— el menor se sobresaltó, cerrando con algo de fuerza sus ojos —¡Todo te lo dimos, todo! ¡Pero ni siquiera eres capaz de conseguirte una maldita novia!— Y, por fin sintió su pesada mano chocar con su mejilla, en una bofetada

—¡Pe-perdón!— Por fin contestó, por fin rompiendo en llanto —Traté de dar lo mejor de mi, de buscar a una linda novia, traté de ser un buen hijo, de llenar siempre sus espectativas. Enserio lo traté—

Guren soltó una sonora carcajada, soltando por fin a su hijo. Sin devir algo más, el hombre salió de la habitación. Yuuichiro cubrió su rostro hecho un mar de lágrimas.
Minutos después, su madre entró, ella se acercó con delicadeza a él, y lo abrazó, no dijo nada, y eso fue perfecto para el ojiverde. Vario tiempo después, se quedó dormido en los brazos de su mamá.

La madrugada llegó, la luna iluminaba de forma leve. Yuuichiro gracias a su dolor de cabeza despertó. Se levantó yendo a su baño para lavar su cara, un desconcertado por lo que había pasado en la tarde, y con un inmenso dolor en su corazón. Después de lavar su cara, seco su rostro, cansado por su rutina, y el como él veía su vida, tomó su una de sus mochilas, y, con el más mínimo silencio, comenzó a guardar todo lo que cupiera de ropa y cosas para su aseo.
Una vez terminó, tomó su mochila escolar y hecho todos sus materiales para el estudio en la misma, por último, tomó su teléfono.

Abrió la puerta de su habitación con el mayor sigilo posible, y comenzó a caminar bastante lento, bajando las escaleras con cuidado. Llegó hasta la cocina, donde tomó una manzana y la guardo. Después de ello, camino hacia la puerta de su casa, tomó sus llaves y la abrió, sin hacer tanto ruido, y de la misma forma la cerró nuevamente. Indeciso por lo que estaba haciendo, retrocedió de forma lenta, mirando la puerta. Una vez llegó a la banqueta de su casa, suspiró dejando caer un par de lágrimas, rápidamente las secó, y sin más, comenzó a correr lejos de su casa. Corría y corría lo más rápido que podía, deseando con todo con su ser, alejarse de dónde solía vivir.

Continuará.

LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora