Capítulo 2: "Un regalo del cielo"

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Allí, en la frágil frontera entre cordura y fantasía, hallo el refugio anhelado, un universo de ensueños que cura mis heridas y me permite volar hacia la libertad más exquisita.

. . .

Como el brillante sol en el horizonte, me elevé del fresco pasto embriagado por el rocío mañanero y, con la destreza de una espía intrépida, me acerqué sigilosamente al enigma viviente que yacía bajo aquel arbusto de murmullos conspiradores.

Ahí, como una hechicera peluda y misteriosa, dormía ella, agitando su larga cola. Sus orejas puntiagudas se erguían como antenas capaces de captar cada chisme y secreto del Olimpo. ¡Y su pelaje! Tan blanco que hacía sentir verdes de envidia a los copos de nieve, y tan suave que hasta las nubes más esponjosas quedaban avergonzadas.

Sus enormes y resplandecientes ojos, como dos ladrones de almas, estaban adornados con un matiz amarillo que dejaba sin color a la yema del huevo más fresco.

Mas no creas que su esplendor permanecía inmaculado, ¡no, no! Un oscuro lunar en su cara estaba tratando de empañar su semblante celestial; sin embargo, este solo le otorgaba un aura de misterio y fascinación.

Sus notables rasgos felinos, dignos de una valiosa pintura, me revelaron que se trataba de un simple gatito, probablemente extraviado.

A su cuello ostentaba una cinta roja que envolvía una especie de papel, adornada con una placa del oro más puro, tan auténtica como la sonrisa de un niño al recibir su postre favorito. Y, ¡oh, poderosa Hécate!, un mensaje escrito con caligrafía celestial se desplegaba sobre aquel fino pergamino, tan delicado como el susurro de una mariposa al aterrizar en una flor.

...

Mi querida hija Andrea,

Estas palabras llevan consigo un amor profundo y sincero.

El animal que ahora tienes ante ti, aparentemente un gato común, será tu fiel guardiana a lo largo de toda tu existencia. A través de ella, encontrarás el camino hacia la inmortalidad. Pero ten en cuenta que esta elección no será sencilla ni ligera. Recuerda: la inmortalidad conlleva responsabilidades y sacrificios.

Mis ojos divinos derraman lágrimas por no poder abrazarte, pero desde lo alto, siempre estaré contigo, velando por cada paso que des.

En los momentos de desesperación y soledad, busca el amanecer o el atardecer y me encontrarás ahí, siempre presente como un lucero en la tenue oscuridad. Mi amor por ti es infinito, hija mía.

Aunque mi corazón se rompa por la distancia, mi amor es inmortal, como el fuego eterno de mi ser.

Camina con valentía y enfrenta tu destino con pasión y gracia. Recuerda que el lucero del alba te acompaña en cada paso. Cumple tu destino con la certeza de que mi corazón llora y, al mismo tiempo, sonríe por ti. Que la magia del amor te guíe siempre y encuentres la felicidad en cada rincón del universo.

Con amor y tristeza infinita,

Afrodita.

...

Al finalizar la lectura, mil lágrimas fluyeron de mis ojos, cayendo al suelo como las majestuosas cascadas del río Finga. La intensidad de sus sentimientos me envolvió con un manto de amor, y el dulce consuelo de su promesa me abrazó como el cálido resplandor de Helios al amanecer.

La Diosa AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora