Os presento mi novela publicada "EL MÓVIL",
CAPITULO 1 LA AMIGA
Marina habla con los ojos abstraídos, su rostro triste y desencajado en una mueca amarga, resignada, el pelo rubio, mal recogido atrás, mechones largos y lacios cercan su cara, ella los retira tras de la oreja con un gesto cansado, levanta los hombros, expirando fuerte cuando los baja, en un acto reflejo de supervivencia angustiosa, junta las manos, entrelaza los dedos, los libera después y así continuamente, su mentalidad atormentada escapa por sus labios apenas entreabiertos al hablar, sólo al intentar sonreír el reflejo de sus dientes ilumina su rostro trigueño, pálido.
Marina habla y habla mirando el paisaje filtrado en sus ojos desvaídos de color ambiguo, y señala soltando la mano agarrotada de la otra como un alma presa; los Siete Picos, la Bola del Mundo; la Maliciosa, Navacerrada, las casas del pueblo, la Iglesia.
Es bonito el paisaje visto desde aquí. Ahora voy reviviendo cosas que antes no importaban.
El otro día sentada en la silla de la cocina me dije: ¿Por qué tengo que estar siempre en la cocina? Me duele el culo de estar sentada en una tabla y me fui al salón, aunque estaba él. Me miró con recelo, no voy a fumar, le dije. Su mejor amigo le increpó un día: ¿Cómo puedes echar a tu mujer del salón de esas maneras? Y cuando vienen sus amigos y me ven por el salón, me dicen riendo. ¿Qué haces aquí, que no estás en la cocina? ¡Ale, a la cocina! Antes me daba igual hasta me hacía gracia.
Tú te crees que nos levantamos por la mañana y estoy deseando que se vaya y no vuelva más y así durante años, no salimos a cenar, ni al cine, a nada. Él dice que la vida de casado es para estar en casa con los hijos, pero él viaja por su trabajo y del dinero que gana no sé nada, pero esto es lo menos importante para mí, estoy buscando trabajo, los niños tienen siete y cinco años, pero él quiere que esté siempre en casa. El verano pasado le propuse ir a pasar un mes al chalet de mis padres, tiene piscina y para que estuviera con los primos, me dijo que nosotros también teníamos piscina en casa de su madre, la culpa de todo la tiene mi suegra, siempre le está azuzando, un día estaba con ella y los niños en la piscina de su casa, el mayor cayó al agua y nadó a la orilla sin más, ni siquiera el socorrista intervino y ella empezó a gritar histérica; cuando no había pasado nada, a la semana él me echó una bronca por haber descuidado a sus hijos.
Le he insinuado que yo no aguanto más y me ha dicho que nunca me dará la custodia de los niños y que me voy con lo puesto. Ahora están en casa de mi suegra porque ha venido su hermana de América. Yo estoy en casa de mis padres, aquí en Navacerrada. No sé qué puede pasar cuando vuelva, no le he dicho nada.
Me ha venido bien despegarme del entorno malévolo, de la maldad que irradia su persona, su deseo de hacerme sufrir aún sin tocarme me está aniquilando, me siento muy débil. No he hablado con nadie de esto, hacía tanto tiempo que no te veía que ha sido un revulsivo para mí, os estoy amargando la tarde. Me tengo que ir, ¿y vosotros?
El marido se levanta, va a la barra, la amiga se acerca, la mira a los ojos.
¿Y de vida sexual qué?
Pura mecánica, él y sólo él, a mí me da igual.
