Era una hora más tarde y estaba atrapada con Justin igual que cuando había entrado por la puerta. Incluso había bajado a la residencia, que se encontraba justo bajando la
colina desde nuestro dormitorio, pero no había nadie ahí. Demasiado ocupados asegurándose de que los estudiantes de primer año no colapsaran bajo el peso de sus masivos aparatos electrónicos cuando los llevaran por el pasillo, sin duda. Hacía mi mejor esfuerzo para ignorar a Justin, pero no se callaba. Claramente, era uno de esos tipos a los que les gustaba hablar.
—¿No sabes que las plumas de pavo real son de mala suerte? —Por el rabillo de mi ojo, su bíceps con el siete tatuado se flexionaba mientras sacaba un par de camisetas de su baúl.
Y la respuesta era sí, sabía que eran de mala suerte para la mayoría de la gente, pero también no era de su incumbencia porque las tenía por todas partes, incluso en mi edredón, colgados en los marcos de la pared y ensartadas en un atrapasueños que mi hermana me había regalado. No era de su maldita incumbencia. Deseaba que Tawny estuviera aquí. Mi hermana habría sabido exactamente que decir a Justin para conseguir que se fuera. No podía salir de su trabajo como asistente legal y mamá tampoco podía salir del trabajo. Supongo que pensaron que desde que era una estudiante de segundo año, mudarme no era gran cosa. Aun así, extrañaba a Tawny.
—¿Estás enojada conmigo, Missy?
El apodo era el colmo. Me di la vuelta y lancé una mirada asesina hacia él. —Mira, no te conozco, tú no me conoces. Tan pronto como sea humanamente posible, te voy a sacar de aquí, ¿Entendido? No soy tu bebé. No soy una de esas chicas a la que le puedes sonreír y con la cual meterte en la cama. ¿Entiendes? Mantente jodidamente lejos de mí.Esos ojos mieles quemaron dentro de mí. Era el tipo de persona que podía ver cosas que otras no podían, cosas que he pasado toda mi vida encubriendo y ocultando a la gente. Sólo había conocido a algunas personas que podían ver más allá de mi fachada cuidadosamente
cultivada. Había caído en la mayoría de ellas como un mal habito, con la excepción de uno. Tendría que aplastar esto lo antes posible antes de que él decidiera que pudiera querer ver lo que el mundo me había hecho para enfadarme tanto.
—Es un poco difícil mantenerme lejos de ti cuando estamos viviendo en el mismo lugar —dijo.
—Yo. Sé. Eso —le dije con los dientes apretados.
Levantó sus manos. —No te enfades conmigo. El destino eligió tu nombre.
—No creo en el destino. Se echo a reír.—Yo tampoco. Sólo creo en la suerte. —Señalo el siete su brazo—. Nunca se puede ser demasiado cuidadoso.
—No creo en la suerte tampoco.
—Es evidente.
Fuimos interrumpidos por una voz resonante. Justin pasó por encima del caos que todavía cubría el suelo y asomó la cabeza por la puerta.
—Mase, hombre, ¿qué te tomó tanto tiempo? ¿Te perdiste?Una voz masculina respondió. —No, sólo me retrasé. ¿Este es tu lugar?
Claro, sólo venga todo el mundo.
—No, tan sólo entré en un cuarto al azar y comencé a poner mis cosas en él. Sí, este es mi lugar. Entró en la sala de estar y lo seguí. Darah y Renee surgieron de su habitación. Había oído muchos golpes y gritos por lo que probablemente habían estado colgando los marcos con fotografías de Darah con sus especificaciones exactas.
De pie en nuestra puerta estaba un tipo que parecía que podría haber sido el hermano de Justin. Su cabello era un poco más claro, su figura un poco corpulenta y sus ojos un poco más oscuros, pero no había duda del parecido.
—¿Y quienes son estas bellas damas? —dijo el chico nuevo.
—Se trata de _____, Darah y Renee, mis compañeras de cuarto —respondió Justin, señalando a cada una de nosotras.
—Oye amigo, ¿hablas en serio? ¿Cómo demonios eres siempre tan afortunado?
—Naciendo bajo la estrella correcta —dijo Justin—. Este es mi primo, Mase.
—Encantada de conocerte, Mase —dijo Renee, saltando hacia adelante para darle la mano. Mase la tomó y le estrechó la mano, mirando un poco aturdido—. Soy Renee.
—Encantado de conocerte, Renee. Supongo que tú debes ser Darah —dijo señalando a Darah, quien saludó con la mano—. Y tú debes ser _____. He oído hablar mucho de ti.
—¿Cómo pudo? Mire a Justin que puso cara de inocente. —Fue muy amable de tu parte aceptar a mi pobre desafortunado primo, en su momento de necesidad. Pensé que iba a ser capaz de dormir en mi sofá, pero uno de mis compañeros se lo dio a otro chico que estaba dispuesto a pagar para quedarse y fui rechazado. Lo siento, hombre.
—Está bien —dijo Justin.
Por primera vez desde que lo conocí, pude ver algo más que a un idiota engreído. Una persona real. Pero esa persona había desaparecido detrás de una cara arrogante antes de que pudiera estudiarlo más de cerca.
—Puedo ver eso. ¿Necesitas ayuda?
—Creo que estoy bien —dijo Justin.
Renee saltó hacia adelante. —Me vendría bien un poco de músculo. Mi cama está un poco torcida y no puedo ponerla en el lugar correcto. ¿Quieres echarme una mano? —Se retorció de lado a lado, como si le estuviera mostrando lo que podría ser suyo si él obedecía, Jesús, era tan obvia.
—Claro, no hay problema....
Con eso, dejamos que otro tipo extraño entrara en nuestro apartamento. Le di la espalda y volví a mi habitación, esperando que nadie más estuviera pensando en aparecerse. Justin me siguió.
—¿Tienes hambre? Pensaba conseguir algo de Pat's. Los repartidores probablemente están agobiados, así que podría ir a buscarlo. Yo invito — dijo mientras cogía unas cuantas camisetas para ponerlas en su armario.
¿Trataba de ser amable conmigo? ¿Sentía lástima por mí? Lo miré fijamente, tratando de averiguarlo.
—¿Te gusta el pepperoni? —Su voz había perdido ese borde engreído. Era más suave y... No. Era el mismo. Todavía trataba de jugar conmigo. Sabía cómo eran esos tipos. Sólo eran agradables, hasta que conseguían lo que querían y si no conseguían lo que deseaban, lo
tomaban.
—Soy vegetariana —le dije y me fui al baño, sólo para poder escapar de él. Al pasar por la habitación de Darah y Renee, escuché a Mase diciendo algo que las hizo reír. Genial.Simplemente genial. Cerré la puerta del pequeño cuarto de baño y me apoyé en el lavabo. Estaba perdiendo el control. Me miré en el espejo. La horrible iluminación no hacía mucho
por mi piel, pero realmente no hacía mucho por cualquiera. Me eché un poco de agua en la cara y luego salté sobre el lavabo, colocando mi espalda contra el espejo. En cuestión de unos minutos mi segundo año se había puesto completamente al revés. ¿Qué iba a hacer? Este chico extraño acababa de invadir mi vida. No mi vida, pero sí mi espacio. Nuestra habitación era más pequeña que un dormitorio de doble-tamaño. Estaríamos pasando por encima uno del otro todo el tiempo. Me vería cuando despertara por la mañana. Su voz
sería la última que escuchara cuando me fuera a la cama. Iba a ver ese maldito tatuaje y esa sonrisa todo el tiempo. Justin Bieber sería lo último que viera cuando fuera a la cama y lo primero que vería cuando me despertara. Eso no iba a pasar. Un golpe en la puerta me hizo saltar y me golpeé la parte trasera de mi cabeza contra el espejo.
—¿Estás bien ahí? —dijo Justin.
—Jesús Cristo, ¿No me puedes dejar en paz? —Bajé del lavabo y abrí la puerta.
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My Favorite Mistake (Adaptada) JUSTIN BIEBER
Fiksi Penggemar____ Caldwell no sabe si quiere besar a su nuevo compañero de cuarto universitario, o darle un puñetazo. Por un lado, Justin Bieber es guapo, de ojos miel, todo un encanto. Por otro, está tatuado, toca la guitarra, todo un chico malo. Tal vez es por...