8

250 55 10
                                        

Una semana después de el incidente en el hospital.











Los ojos del moreno reconocieron esa espalda estilizada sin problemas, en su boca se formo una coqueta sonrisa, nunca imagino ver el alfa pura sangre esa noche, obvio que deseo volver a verle, pero no tan pronto.

Se trataba de una agradable coincidencia o podría estar ante su posible mate, había una forma de averiguarlo.

Se abrió paso entre las mesas hasta su objetivo.

— Dime que esto no es una coincidencia o pensaré que he perdido mis encantos - el alto y castaño joven giró al escuchar la voz, sus miradas enseguida conectaron y en automático los dos jovenes sonrieron en complicidad.

— Tu crees en las coincidencias, porque yo no.

— Debo ser un hombre con suerte - su voz se volvió grave, el aroma que desprendía aquel joven castaño era la causa de ese cambio.

— Probablemente... - el castaño se movió rápido tomando su chaqueta del respaldo donde minutos antes estaba sentado — ¿Nos vamos? - si al otro le causó sorpresa, lo disimulo al bromear.

— ¿Así? ¿tan pronto? No piensas invitarme un trago para entrar en confianza - la risa del guapo castaño capturo varias miradas del lugar, eso obligó al moreno a jalar de su brazo para guiarlo a la salida — Cambié de opinión. Me estoy dando cuenta que eres un peligro andante.

— E non sai quanto ( y no sabes cuanto) - no tenía idea de lo que dijo. Sin embargo, al escucharlo tuvo que morder su labio.

Desdé su atrevida forma de presentarse ante él aquella primera vez y robar su atención al escucharle hablar italiano, algo indescriptible se apoderaba de él obligándolo a ocultar con más ímpetu su verdadero ser. Consideró seriamente agregar a su lista de hobbies aprender otro idioma.

Por su parte el joven castaño fue la primera vez que agradecía su tic nervioso, ya qué cuando el moreno lo miraba fascinado al escucharlo, le causaba el mismo efecto de fascinación.

— Si te acompaño debes prometer que recibire una clase de Italiano...

— ¿Que voy a recibir yo por tal sacrificio?

— Soy un alumno muy aplicado - el castaño puso cara dudosa — !Te lo juro! - simuló pensárselo — Como muestra de agradecimiento podría dar algo cambio, algo que quedará excelente en su mesa de centro - de inmediato supo a qué se refería recordando su primer encuentro, no le quedó más que aceptar con un movimiento de cabeza.

Una hora después entre charla con doble sentido y flirteo incluido su caminata terminó llegando a la casa del moreno.

— ¿Tu casa?, se suponía que yo te sugerí salir...

— Tan rápido olvidas que vas a darme una clase.

— ¡Oh vamos! Admite que era broma.

— No, de verdad estoy muy interesado... - abrió la puerta entre risas encantado que el joven aceptara ir hasta su casa por segunda ocasión.

— Soy un maestro muy exigente

— ¡Aprendo rápido! - lo dijo sin mirarlo, ambos  quitaban sus zapatos para dejarlos en la entrada.

— No lo sé... necesito algo de motivación.

— ¡Entiendo! - se adelantó dejando al otro sorprendido y sin saber que hacer — Sígueme o prefieres que te lleve de la mano...

— ¿A donde quieres llevarme? - su indecisión le causó gracia, regreso sobre sus pasos y lo tomo del ante brazo.

— Tranquilo, mi habitación está en la planta alta.

PARA EL AMOR DE MI VIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora