¿Puedes dejarme en paz?

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¿Puedes dejarme en paz?

Joel H.

He terminado de leer la octava carta, esto me parece una perdida de tiempo. He tratado de ignorar esto, pero comienza a incomodarme, me hace sentir ansioso saber que hay alguien observándome, debo admitir que solo para saciar la curiosidad quiero saber quién está detrás de todo esto.

Estoy muy seguro que esto se trata de una broma y supongamos que no lo es, igual no me interesa conocer chicas, menos una loca que me observa tal cual acosadora, una loca que asegura que una de mis sudaderas favoritas pasará a sus manos.

Desde que Lukas y Charlie, mis únicos dos amigos, se enteraron de esta situación, no han parado de bromear con el tema. Charlie dice que puede ser un chico que aún no sale del clóset, Lukas dice que por la letra tan clara y bonita es definitivamente una chica. Sea o no una chica quiero que pare.

Tomo entre mis manos un marcador de tinta azul, para luego escribir en la puerta de mi casillero unas pocas palabras, ¿puedes dejarme en paz?.

Me dirijo al patio trasero que es mi lugar de siempre, con las mismas dos personas de siempre. Me quedaría a ver quien se acerca a mi casillero pero en realidad no es algo relevante y es una total perdida de tiempo.

Cuando he llegado donde se encuentran mis dos amigos, tomo asiento al lado de Charlie.

— ¿Alguna nueva carta?— me pregunta — por tu cara puedo deducir que es así — comienza a reírse y Lukas se une a él.

No tengo idea del porque seguimos siendo amigos, son tan irritantes, las ganas de golpearlos son inmensas.

— Cuéntanos que te ha escrito — trata de insistir Lukas, igual voy a contarles pero dejaré que por fastidiosos sufran un poco.

— ¿Por qué creen que les diría?, son un dolor de culo desde que empezaron a llegar esas cartas.

— Nuestra función es molestarte, no seas tan cascarrabias, cielito — ambos vuelven a reír. Se ven más estúpidos de lo normal.

Niego con mi cabeza, ambos siguen riéndose a mi costa y sus carcajadas son contagiosas que total termino riendo con ellos.

Cuando hemos parado nuestras risas hablamos de diversos temas, pero al parecer Charlie es más chismoso que Lukas y vuelve a preguntar sobre la carta de hoy.

— Cielito, hablanos de la carta que recibiste hoy — ruedo mis ojos, ahora van a decirme “cielito” cada que tengan la oportunidad.

— Me siguen llamando de esa manera y le diré a Berta y a Maura que sus hijos fuman marihuana.

Lukas y Charlie están lejos de probar algo como eso pero las madres de ellos me creerían si les voy con cara de niñito preocupado, las conozco.

Lukas es el primero en hablar.

— Eres un idiota, por esta vez te haré caso — dice mientras me muestra su dedo de corazón

— Imbécil — es lo único que sale de la boca de Charlie.

Quiero reírme pero trato de permanecer serio.

— Ya que andan de viejas chismosas les voy a mostrar la carta.

Cuando han terminado de leerla, el par de idiotas comienza a reír, otra vez.

Lukas es el primero en dejar de reír.

— Obviamente pusiste un si, te conozco eres demasiado curioso.

— Eso es cierto — apoya mi otro amigo.

— Se le he escrito un déjame en paz.

Ambos se observan y niegan con su cabeza.

— Eres un idiota — hablan al mismo tiempo.

— No me interesa seguir su juego y no espero que lo entiendan.









Es un hasta prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora