Capitulo 2

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— Y cómo te decía

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— Y cómo te decía... ¡Eran unos terribles idiotas! – Gritó mientras alzaba sus manos, terminando su trenza, luego poniendo un listón en ella.

— ¡De seguro que lo eran! No puedo creer que tales abominaciones se hagan llamar hombres. — Con una mueca de asco terminó de ponerse bloqueador solar — Kiri, ¿Te pusiste bloqueador solar? Siempre se te olvida.

— Uy, no lo he hecho ya casi salía de mi casa, ¡Gracias Sai! — Fue corriendo a su tocador y se aplicó bloqueador solar, lo guardó en su bolso y agarró su termo con café extremadamente dulce.

— No hay de qué, nos vemos en el instituto, llega salva, muaaakk. — Simuló un beso con un sonido terriblemente gracioso.

— Tú igual, muaaakk — Soltó una risa grande y cortó la llamada, estaba hablando, más bien, chismoseando con su mejor amigo Shuichi Saihara, ambos se tenían apodos y eran muy cercanos, se conocen desde niños y se llevan de maravilla. Van al mismo instituto, aunque para su desgracia van en distintos cursos, pero... ¡Mismo grado! Así que se veían en sus descansos para conversar, no tenían más amigos cercanos, pero sí tenían algunos fuera de ellos. Se les conoce como hermanos de distinta sangre, nunca han tenido ni una sola pizca de amor entre ellos que no sea familiar.

— Adiós bolita de pelos, cuídate, preciosa —  Llenó de besos a su gata y salió.

Kiri, el apodo que Saihara le puso a Kirigiri y Sai, el apodo que Kirigiri le puso a Saihara.

— ¡Naegi, vas a llegar tarde de nuevo, ya vamos! — Mirando su reloj tocó la puerta apresurado, siempre se tarda montones en salir este de su departamento, ¿Qué tanto hace?

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— ¡Naegi, vas a llegar tarde de nuevo, ya vamos! — Mirando su reloj tocó la puerta apresurado, siempre se tarda montones en salir este de su departamento, ¿Qué tanto hace?

— ¡Ya voy, perdón! — Abrió la puerta de tirón proporcionándole un golpe al del otro lado — Uh...

— ¿Uh...? ¡Makoto Naegi! Estás muerto, enano, pero ahora apresúrate que ya me duele la cabeza y no sé si del estrés o de tremendo portazo que me acabas de pegar, dios... —  Sobando su cabeza se puso se pie con ayuda del enano, en realidad no es enano, el año pasado sí que lo era, ahora estaban del mismo porte. Ambos se reían un poco por la situación, pero trataban de aguantar sus risas.
— Está bien, vamos, Toga. — Con risa acumulada trató de no reírse, pero le fue imposible, mientras estaba por subir estalló de risa y se cayó en la vereda de la calle dónde estaba estacionado el auto de Togami.

¿Me gusta Naegi...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora