-Recuerdos-

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No sé muy bien cuando empezó esto...Ni tampoco sé por qué me satisface tanto hacerlo, es simplemente grandiosos, que digo grandioso es excitante y emocionante. Todavía busco entre mis recuerdos como me convertí en esto... Supongo que desde pequeño me fui convirtiendo en lo que ahora soy, poco a poco fui alimentando mi agresividad. Mi sed y ansias de destrozar...

Recuerdo cuando de pequeño empecé a sentir todo esto al torturar pequeños insectos, nadie se alarmaría por ver a un niño aplastar hormigas o triturar mariposas y saltamontes... Fui creciendo y eso no bastaba, yo... Yo necesitaba más, más de esa extraña adicción que tenía.

A mis 14 años recuerdo como le quité la vida a mi primer perro (Dees).

-Dees, chico ven aquí...

Le lleve a al baño sosteniendo en mi mano un trozo de pan para atraerlo.

-Vamos Dees bonito ven por aquí.

Ese día mis padres y mis hermanos no estaban en casa... Al entrar en el baño cerre la puerta con pestillo y le tiré el trozo de pan, acto seguido le propine una patada en las costillas, el soltó un gemido y salió corriendo hacia la puerta para intentar huir, yo me acerque a él.

-Dees... ¡Cuántas veces te e dicho que no me gusta que me desovedezcan!

Le agarré del cuello y lo lance contra la bañera recibiendo un fuerte golpe en el craneo que le produjo echar sangre por la boca, él nuevamente salió de la bañera hacia la puerta intentado huir otra vez. Al acercarme a él empezo ha arañar la puerta y ha ladrar con desesperación, había manchado todo con sangre de su boca y del miedo se orinó en el suelo.

-Pero Dees...Mira como has puesto todo y ya sabes que si manchamos
Mamá se enfadara... ¡perro malo!

Le puse el pie en el cuello contra el suelo y saque una pequeña navaja de mi bolsillo y le asesté unas puñaladas en el estómago. Le agarre de las patas y le lancé de nuevo a la bañera, el perro agonizando luchaba por intentar ponerse en pié. Me puse de rodillas al lado de la bañera y cogí la cadena del tapón de la bañera, se la enrrollé al rededor del cuello y le extrangule con la misma.

-Así muy bien Dees...

El perro lucho por seguir respirado pero al final exalo un pequeño gemido falleciendo.

Recuerdo como su precioso pelaje marrón se tiñó del rojo de su sangre...

Metí su cadáver en una gran bolsa de basura y sin que me viese nadie tiré su cuerpo a los cubos de basura del vecino. Terminé de limpiar el servicio y removi un poco la tierra del jardín de atrás en mi casa para fingir que lo había enterrado.
Cuando llegaron a casa mis padres y mis hermanos fingí una coartada diciendo que Dees se me escapó al dejar la puerta abierta mientras estaba regando el jardín de alante y un coche lo atropelló en la calzada de enfrente. Yo estaba llorando y ni falta que me hizo fingir eso ya que yo adoraba a Dees.

-Lo siento mamá es todo culpa mía *snift*

-Tranquilo hijo, no es tu culpa a sido todo un accidente, le podía haber pasado a cualquiera y además ya sabes lo inquieto que era Dees... Pero no sufras, ahora está en un lugar mejor.

-Lo eh querido enterrar ahí, ¿no importa verdad mamá?

-Claro que no hijo, bien hecho.

Ella me sonrió mientras mis hermanos estaban tristes y descompuestos por la noticia. Esa misma noche yo continué llorando, pero la sensación que tuve al hacer eso... Al asesinarlo... Fue mas placentera que el dolor que sentía al haberlo perdido, pero yo sabía que necesitaba más y que eso iría a peor...

El criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora