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0. Prólogo
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El final del día había llegado.

No había nadie más que ellas dos en el salón, probablemente los demás estudiantes ya estarían en casa disfrutando junto a su familia.

Era algo nostálgico, no, no era momento para recordar el pasado, no ahora y menos que debía aprovechar la oportunidad con la chica que tenía al frente, era difícil y además una reprimida sexual.

¡Vamos! ¡Esta chica debía ser 100% gay!, pero, ¿y si no?, nah, su gay radar no se equivocaba jamás, desde que la vio entrar el primer día de clases sabía que Arisa no podía ser hetero.

Y ahora que estaban solas, nadie podría interrumpirlas y si lo hacían, tendría que recurrir a su peor enemigo para usarlo como dardo volador, sonaba algo peligroso pero era un ligero golpe para ahuyentar gente.

Bien, debía de estar dejando de ver programas hasta altas horas de la noche, sus pensamientos fueron interrumpidos gracias a que la menor habló.

- ¿Porqué siempre terminamos aquí?.- Arisa preguntó con cierto fastidio.-

Bueno cariño, estamos aquí para que dejes de ser una reprimida sexual, pensó con cierta gracia pero no se atrevió a decirlo.

- Deberías saber por que estamos aquí.- Kanako le miro con cierta insistencia dando a entender que tocaría el mismo tema, la menor negó con un suspiro.-

- Llevamos un año en la misma situación, siempre termino en el salón por ti.- Sabía que estaba enojada, la comprendía pero no podía dejarla ir, al menos no hasta que lo admitiera.- ¿Porqué?.- Fue la misma pregunta que hizo cuando se conocieron.-

- Ya te lo he dicho y lo seguiré diciendo, desde el primer momento en que te ví dije "Esta chica no es para nada hetero".- Repitió mientras movía sus manos en forma de arco.-

- Soy hetero.- Le recordó, Kanako podría jurar que en cualquier momento se le acabaría la paciencia.-

- Lo averiguaremos.- Kanako asintió con una pequeña sonrisa, estaba muy segura de que Arisa mentía y que el ser hetero, solo era un disfraz para suprimir lo que verdaderamente sentía.-

Arisa suspiró con frustración, algo cansada decidió sentarse en el pupitre más cercana a la ventana, apretó el puente de su nariz mientras suspiraba con fuerza.

Si quería que la menor lo admitiera, debía hacer algo, una pequeña idea se le vino a la mente, era vergonzoso pero no la dejaría ir tan fácil.

Así que con cuidado se sentó sobre sus piernas rodeando su cuello mientras sonreía de manera coqueta, si, su plan era seducirla, ya veía la muerte acercarse, no sobreviviría.

La menor le miro con cierta sorpresa pero inmediatamente su rostro regresó a la normalidad, no dijo nada al respecto, se limitaba a mirarla y en eso sus ojos se encontraron.

Vio cierto brillo en sus ojos como si quisiera decirle algo, esto... ¿No era un poco gay y cliché además? Si lo era, decidió no hacer nada al respecto y seguir con su pequeño juego de seducción.

Kanako elevó su mano y se atrevió a pasar los dedos por el cuello de la menor hasta llegar a su rostro y acariciar este con suavidad mientras mantenía una pequeña sonrisa.

Hetero. (Próximamente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora