En un día normal en la ciudad de los santos una extraña luz ciega a dos agentes que se encontraban detrás de comisaria, encontrando a una persona con una rara armadura que no parece ser de ese mundo...
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Era un dia tranquilo en la problemática ciudad de los santos. Por lo menos en comisaría.
En las horas que llevaban de servicio, no hubieron más que dos atracos y tres civiles haciendo denuncias, aquello había dado algo de tranquilidad a los agentes que se encontraban de servicio.
Dos de ellos, se encontraban detrás de comisaria fumando mientras conversaban de la vida, estos eran el comisario Greco y el alumno Diego. Ambos charlaban de sus fracasos amorosos.
- Sigues sin decírselo a Sergay?- comentó con burla el alumno.
- Es Serjay, y si, el parece feliz con esa EMS que conoció, no quiero ser yo quien interrumpa su momento- respondió algo bajo el de barba.
- Las EMS son las peores, yo salí con una un tiempo y sólo me hacia comprarle comida, después de dos meses me cortó-
- En serio? Y te burlas de mí, tu eres más patético- comenzó a reír el comisario.
- Oye no te burles- dijo haciendo un puchero el alumno.
Al final ambos terminaron riendo escandalosamente, hasta que alguien los interrumpió.
- Volved dentro, el superintendente quiere que hagan patrullaje- dijo un ruso llegando a la escena.
- Si comisario Volkov- respondieron al mismo tiempo.
El comisario se retiró y se enderezaron.
- Bien vamos, no quiero recibir porrazos del super- comentó el alumno.
Pero antes de dar un paso, una luz de color azul hizo presencia a unos metros de ellos.
- Que coño es eso?- dijo el comisario.
- Qué voy a saber yo!- respondió el alumno entrecerrando los ojos, aquella luz se volvía cada vez más intensa.
- Ponte detrás mío-
El alumno se colocó detrás del de barba al mismo tiempo que ambos cerraron los ojos debido a que la luz se hizo aún más fuerte cegándolos por unos segundos hasta que se esfumó.
Un sonido de metal cayendo y un quejido fue lo que los hizo abrir los ojos nuevamente.
La confusión en ellos se hizo presente cuando sus miradas divisaron a un cuerpo envuelto en una gran armadura negra y dorada, que soltaba quejidos de dolor en el suelo.
- Diego tu ves lo mismo que yo no?- preguntó el comisario.
El alumno asintió en silencio refregando sus ojos.
Ambos se acercaron con pasos sigilosos.
- Joder, me cago en la puta, jodido Auron de los cojones- dijo aquella persona, sorprendiendo a ambos policías por lo familiar que se escuchaba esa voz.
