Más allá de la fugaz luz,
en el azul opaco de sus entrañas,
una hermoso rosa
se estremecía del miedo.
De aquel rugido de la cinco y cuarto,
cuando apenas la luna se va
aparece tan honorable monstruo,
jalando y tirando
el verde coral que colgaba del cortinero.
al ver tan aterradora y salvaje escena
en el aposento, Sally sale corriendo
como liebre en persecución,
saltando y gritando por un lugar
completamente desconocido...
pero ya es muy tarde es atrapada
y cambiada de escena.
La oscuridad empieza a entrar congelando
el gran aposento, mientras el monstruo
entra ferozmente dentro de mí,
con aquel acido regándolo por doquier,
florece el musgo en mi vientre
sin importar el desprecio y la soledad
que me abunda.