Hay un tiempo atrás,
hay un tiempo adelante,
donde las lágrimas brotan
de su fulgor agonizante.
Donde tú te fuiste,
donde llegaste,
aquella caja
donde te encierras.
Al escuchar el olimpo
te marchaste, sin un adiós
quede sin melodiosa voz.
El violín cae del cuarto sendero
rompiéndose en mil pedazos
debajo del asfalto, al cual
te enterraron bajo tres metros.