Que aula tan llena
que aula tan vacía,
donde tu entras
sin ninguna salida.
Ese paisaje donde te pinto azulejos
y maravillas, se estremece con furia
los volcanes de tu vacía vida.
Llegué para alegrarte pero
tú me alejaste, corrí para
salvarte, pero choque contigo.
Sin lugar a duda el destino me atraía,
al lado tuyo, como ese imán de
aquella esquina, cuando atrajo los tornillos
de la cuna rosada, a la vuelta
de tu cama recobro vida.
Sus sentimientos renacen brotando sabiduría.
Con el tiempo una familia, así
recorre la mariposa día a día,
por lugares y senderos de altas espinas.