Sueños Curiosos

Sueño Curioso #4: Placer Descalzo

Me encontraba en mi habitación, sumergido en mis pensamientos y en la tranquilidad del lugar. La luz suave que entraba por la ventana acariciaba las paredes, creando un ambiente acogedor. Decidí que era momento de salir de mi burbuja y dirigirme a la sala para socializar un poco.

Al llegar a la sala, el ambiente era diferente. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, llenando el espacio con una calidez que me hizo sonreír. Ahí, sentados en el sofá, estaban mi primo y Mariagni. Se veían relajados, inmersos en una conversación ligera.

Me acerqué y me uní a ellos, sintiendo una sensación de camaradería y confort. Nos saludamos con sonrisas y palabras amables, y pronto nos sumergimos en una conversación sobre diversos temas. Hablamos de nuestras experiencias recientes, recordamos anécdotas del pasado y compartimos nuestras expectativas para el futuro.

Mi primo - (Curioso): "¿Y qué has estado haciendo últimamente? Parece que te has mantenido bastante ocupado."

Mariagni - (Entusiasta): "Sí, cuéntanos, queremos saber qué te tiene tan absorto."

Me acomodé en un sillón cercano, dispuesto a compartir. "He estado trabajando en algunos proyectos personales," respondí, tratando de no sonar demasiado misterioso. "Nada demasiado emocionante, pero lo suficientemente interesante para mantenerme ocupado."

Mi primo - (Intrigado): "Eso suena interesante. ¿De qué tipo de proyectos estamos hablando?"

Sonreí, pensando en cómo describir mis recientes actividades sin abrumarlos con detalles. "Bueno, he estado explorando algunas ideas para un nuevo negocio. Nada concreto aún, pero estoy en la fase de investigación y planificación."

Mariagni - (Animada): "¡Eso suena genial! Siempre he pensado que tienes un gran sentido para los negocios. ¿Nos puedes adelantar algo más?"

La conversación continuó, fluyendo con facilidad. Nos reímos, intercambiamos ideas y disfrutamos de la compañía mutua. El tiempo pasó sin darnos cuenta, y la sala se llenó de una energía positiva y cálida que hacía que todo pareciera más brillante.

Hablar con ellos fue refrescante. Cada comentario, cada risa, fortalecía el vínculo que compartíamos. Fue una tarde de conexión genuina, donde cada palabra y gesto reforzaba la importancia de estar rodeado de personas queridas.

Seguimos conversando animadamente sobre diferentes temas, riendo y disfrutando de la compañía mutua. La tarde avanzaba, y eventualmente, mi primo se despidió y salió de la casa, dejándonos a Mariagni y a mí solos. El ambiente se volvió más íntimo, y noté que Mariagni estaba descalza. La vista de sus pies desnudos, delicados y perfectos, despertó una oleada de excitación en mí.

Yo - (Excitado): "Oye, Mariagni..."

Mariagni - (Curiosa): "¿Dime?"

Yo - (Excitado): "¿No quieres que ponga algo en la televisión?"

Mariagni - (Alegre): "Sí, está bien."

Me levanté y busqué una película en la televisión, tratando de mantener mi mente en calma. Una vez seleccionada la película, decidí ir a la cocina a buscar algo de agua para nosotros. Mientras estaba allí, me tomé un momento para respirar profundamente y calmar mis nervios. Luego, llené dos vasos de agua y regresé a la sala.

Le entregué un vaso a Mariagni y me senté a su lado, justo al nivel de sus pies descalzos. La película comenzó a reproducirse, pero mi atención se centraba más en la presencia de Mariagni que en la pantalla. Sentía la suavidad de sus pies cerca de mí, y cada movimiento sutil que hacía incrementaba mi excitación.

El tiempo pasó y, en un momento, Mariagni se acomodó de manera más relajada, dejando un pie sobre mi pecho y otro descansando sobre mi entrepierna. El contacto directo hizo que mi pene erecto se presionara contra su pie, aunque ella no parecía notarlo. El simple roce de su piel contra mí era suficiente para hacer que mi corazón latiera con fuerza.