El reino perteneciente de la familia Royal tuvo una hija la cuál la llamaron Soraya, aquella jovencita tímida de lindos encantos, se enamoró de un príncipe, a quién lo asignaron como su prometido.
Andreu, lastimosamente no sentía lo mismo que su pro...
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Recuerdo hace mucho tiempo, cuando era una adolescente ingenua, inexperta en el amor y con una imaginación tan grande de buscar el verdadero amor... Fui engañada y humillada de la peor manera posible.
Con esto que les cuento... No quiero decir que nunca habrá un amor verdadero para ustedes... A veces algunos no tenemos la misma suerte que otros.
Y bueno... Preparen sus pañuelos y sus sentimientos para entrar a mi mundo.
E
ra una primavera hermosa, los pajaritos formaban una melodía agradable con sus dulces piar y las flores bailarinas se abrían al sentir los rayos cálidos del sol.
Se escuchaba en el ambiente sereno la música de vals, mezclados con las risas risueñas de jovencitas, murmullos chismosos y algún que otra carcajada masculina de príncipe.
Me encontraba sentada en el puesto especial de la mesa de la familia Royal. Pues hoy se celebraba mi cumpleaños dieciocho.
Tenía a mi madre a mi lado, mi padre estaba tan concentrado en su conversación con algunos reyes y algunos amigos más.
Yo llevaba un vestido color rosa que hacía resaltar un poco mi piel y mi cabello pelinegro.
Mamá me miraba muy felíz, tenía sonrisa de oreja a oreja. Yo también le sonreí y me sentí muy cálida cuando ella me abrazó.
__Mi querida Soraya, poco a poco se está haciendo toda una reina__comentó mi madre.
Yo sonrojada asentí y reí con gracia, tapandome con mi mano,para que no se notara un poco de mi timidez.
__¿Por qué no bailas hija?__comento mi madre.
Yo hice un puchero leve y miré al escenario donde se realizaba la fiesta. Donde de mi preferencia quería que se celebrará en el pabellón principal porque era mi lugar favorito y el único que tenía para entretenerme ya que era la única heredera al trono.
__Mamá... Nadie me invita a bailar__susurré bajo al ver que nadie quería bailar conmigo.
Mi progenitora me acarició el cabello y abrió su boca para decirme algo pero fue interrumpida.
__Alteza...__saludó con reverencia una mujer de cabellos cortos castaños y ojos claros cómo de una avellana. Vestía un atuendo caro, joyas extravagantes y una corona reluciente.
Mi madre se levantó de su puesto y saludó a la mujer que estaba en frente nuestro.
__¡Oh! ¡Reina Miranda!__saludó mi madre aquella realeza.
