El arma más poderosa y un sueño de siglos

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Descargo de responsabilidades: no me pertenece los diseños de los personajes Olímpicos, son propiedad de Rick Riordan.

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Midenikó volvió a hacer uso de su vista domino, está vez para ver qué era mejor opción: irse y buscar un lugar seguro donde estar hasta que pase la guerra o quedarse arreglárselas para sobrevivir. Obviamente irse era la opción más factible, sin embargo, al ser el dios del conocimiento, quería conocer lo que le faltaba de este mundo.
Decidió volver a vagar una última vez, y recoger tanto conocimiento cómo le fuera posible.

Y así lo hizo, vago por valles, montañas, claros, bosques, mares, siempre cuidando estar lo más lejos posible de la batalla que se estaba librando por el dominio del mundo. Claro que uno no siempre es muy afortunado, pero, lo único que hacía era observar, no tenía intención alguna de apoyar a un bando u otro.

Pasó años vagando, sin embargo, en medio de una guerra no se puede ir de un lado a otro sin peligros, claro que no faltaban los encuentros con los titanes, criaturas o aliados de los ahora llamados "dioses" que lo atacarán por qué pensaban que era del bando contrario. Cómo no empuñaba ningún arma tuvo que aprender a defenderse, y lo hizo. Descubrio que su habilidad de ver las balanzas ajenas no se quedaba ahí, podía alterarlas, no a grandes rasgos, pero si podía agregar su "granito de arena" para que la balanza de alguien se inclinaría cómo el quisiera, sin embargo, está habilidad no era perfecta, si encontrará múltiples enemigos no funcionaría, puesto que necesita tiempo para enfocarse en alguien, y de ahí en la balanza que desea alterar.

Siguió vagando de región en región hasta que escucho algo interesante, los dioses, habían liberado a los cíclopes y hecatónquiros de su prisión en el Tartaro. Y como retribución, los cíclopes les forjaron tres armas, que se decía tenían un inmenso poder. Al escuchar esto quiso ir a conocer a los cíclopes, por dos razones: por qué quería un arma para defenderse, obviamente no tan poderosa como la de los dioses, pero si para poder dar pelea, y conocer sus secretos de forja, pues, sabía que después de esta guerra, gane el bando que gane, no iba a tener oportunidad de conocerlos.

Sabía que tendría que preguntar por su ubicación, y claramente, esto traería atención no deseada de los dioses, haciendo uso de la vista domino, descubrio que era mejor ir directamente a preguntarle a los dioses que ir reuniendo rumores y pistas, pues esto generaría que los dioses pensaran que estaba buscando poder para levantarse en su contra, lo cual traería batallas problemáticas sin sentido. Aparte, era más fácil encontrar la ubicación de los dioses que encontrar a los cíclopes por su cuenta, pues prácticamente el mundo estaba dividido en los territorios de los titanes y los dioses, con criaturas bajo el cuidado de cada uno.

Estuvo caminando por kilómetros, siguiendo mayormente los destrozos dejados por las batallas, Midenikó sabía que los dioses estarían en el frente de batalla, aunque no sabía ni cuántos ni como eran, esperaba que le fuera bien y que fueran buenas personas, así como los describían las conversaciones que escuchaba cuando iba de paso por un lugar poblado por criaturas aliadas de los dioses.

Le tomo cerca de medio año, pero finalmente los encontró, acampando en el lugar de su batalla más reciente, aunque no entendía por que necesitaban descansar, puesto que percibía la misma energía en ellos que la que el mismo producía, es decir: divinidad. Si eran seres divinos como el, podrían caminar por meses si n cansancio, con un poco de ambrosía duraría un año sin problemas. Dejo de lado ese hilo de pensamiento, si tenía oportunidad lo cuestionaría después, ahora tenía la oportunidad de preguntar directamente, pero, ¿Cómo aproximarse? Fácil, para que preocuparse si puede ver lo que pasará en cada decisión que tome, tenía las opciones de: transformarse en una criatura y esperar que hablarán de dónde se encontraban o presentarse directamente. Ambas tenían sus pros y contras, sin embargo, la mejor era presentarse directamente.

MidenikóWhere stories live. Discover now