Capitulo 1 - El Bosque de Shiver

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Había una vez, un lugar secreto, escondido en el planeta tierra, un bosque frondoso y oscuro, con árboles altísimos con hojas que los trepaban hasta que conseguían llegar a acariciar los cielos. Se podían apreciar gotitas de luz, encapsuladas dentro de fanalillos que a veces se salían de estos y danzaban en el aire frío. Un lugar donde se respiraba un aire de serenidad y magia. Una música mística con lo que parecían ser violines y flautas harmonizaba todos los elementos. A medida que nos acercamos más en el corazón de ese bosque se oye un repicar de cascabeles. Detrás de una arboleda, se alza una criatura con alas, danzando también al ritmo del viento. Es un hada. Y detrás de ella se alzan tres más, y después cuatro más, hasta que al girar a la izquierda nos encontramos con un sinfín de criaturas de colores revoloteando por un valle inmenso. La música augmenta, se harmoniza aún más, se siente. Esas gotitas de luz, como esferas imperfectas, se entremezclan con la multitud.

Es el bosque de Shiver, en todo su esplendor. Místico, mágico, liberador, escondido del ansia a la conquista de los humanos.

Las hadas se albergan coquetamente en los troncos de los árboles i en sus copas, los cuales tienen unas ventanitas a través de las cuales sale tímidamente luz, junto a puertecitas de la misma madera del árbol.

Seguimos entrando más en el valle. Cerca de una aglomeración de casitas-árbol, hay un riachuelo que desemboca en una laguna de agua, que también es el destino final de una pequeña catarata turbulenta. Alzamos la vista y descubrimos un haya gigante que se esculpe majestuosamente entre la frondosidad. Fijamos la vista en una entrada al árbol, una circunferencia de piedra con detalles florales en oro. Una especie de portal a lo que hay dentro, sin embargo, no era como las puertas del resto de casitas que vimos en los otros árboles. Esa era lo que parecía ser un portal, una capa fina y traslúcida dejaba entrever lo que había detrás, entelado de color azul agua.

De un momento a otro, una ráfaga de golondrinas salió precipitadamente del portal, provocando a su vez, que a partir de cada golondrina que salía unas ondas expansivas se formaban a su alrededor, como cuando una piedra cae en el agua. La golondrina es el único animal que puede entrar y salir del mundo de las hadas en el bosque de Shiver y los bosques conocidos por los humanos. El único animal que coexiste en los dos mundos. Una especie de conexión entre ambos.

Esa salida de golondrinas fue increíblemente súbita, y cada vez salían más. Eran fuertes, disciplinadas, pero parecían estar atemorizadas en cierto modo. Era como si quisieran comunicar algo. Algo no iba bien. Salieron repentinamente del haya gigantesca e invadieron todo el valle, veloces en cuestión de segundos. La harmonia que reinaba hacía unos instantes, se desvaneció de forma inhóspita y nada hostil.

Dentro del portal, se oyó un grito:

- ¡Han robado el Fro!

1 día después

Dentro del árbol había una gran estructura de madera y piedra y más de esas esferas lumínicas que encontrábamos antes por el paisaje que observábamos antes. Un sinfín de escaleras conectaban plataformas levitantes entre si. Era Siderion, una especie de sede del bosque de Shiver. Ahí, un conjunto de hadas, regía las tierras encantadas de Shiver. Estas estaban alborotadas. El desorden y el pánico habían tomado posesión de todo el sistema en cuestión de segundos. Se las veía revolotear de arriba abajo sin parar. Hablando, gritando.

En lo más alto del haya, había una cambra más bien oscura que ofrecía tímidamente unas vistas opulentas del valle. Allí estaban reunidas tres hadas. Una de ellas era femenina y las otras dos eran aquello que los que los humanos entenderían por un hombre. Uno de estos, apoyándose sobre una mesa con ambas palmas de las manos, se acercó a pocos centímetros hacia el otro hada que estaba al lado opuesto de la mesa y le mirava desconcertadamente:

Entre AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora