Fake #0.5 |Hyunin|

❝ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 03❞

Jeongin 10 años, Hyunjin 11 años

Los ojitos de aquel niño castañito, se llenaron completamente de lágrimas, las cuales caían sin cesar por sus lindas y pequeñas mejillas. Su corazoncito dolía y ya no podía con todos aquellos golpes que cada vez, eran más difíciles de excusar frente a su madre.

Jeongin tan solo tenía diez añitos, solía ser un niño bastante tranquilo a comparación de los demás niños de su edad, era muy bueno en sus estudios y contrario a los demás, era muy aplicado siendo que le gustaban muchísimo las matemáticas y leer, incluso si no se trataba de trabajos de la escuela.

Probablemente era tan diferente que, por aquella misma razón no tenía amigos y todos se burlaban de él debido a ello y a que, su color favorito siempre había sido el rosa. Por aquella misma razón, cuando un día, su maestra les había dicho que eligieran un color para representarles, Jeongin había elegido el color rosa, porque era muy bonito, era brillante tal y como él, además combinaba con las cosas que tenía en su habitación.

Jeongin era un niño bastante ingenuo, con un corazón blando, que jamás podría meterse a problemas y mucho menos con sus compañeritos. Él era tan inocente que, no esperó que aquel día, todos empezaran a burlarse de él y decirle que el color rosa era solamente para las chicas.

—Jeongin, no debe gustarte el color rosa, eso es para las niñas —Había dicho su maestra y por el tono de voz demandante, Jeongin había tenido muchas ganas de tirarse a llorar en los cálidos brazos de su madre— El azul o los colores oscuro son para chicos, chicos como tú.

Y Jeongin había creído por mucho tiempo en ello, en que, él era el que estaba mal, porque el rosa no debía de gustarle, todos decían aquello y si muchas personas lo decían, él debía de cambiar porque él era el problema ¿Cierto?

Y aun, cuando luego de aquello, muchos le preguntaban sobre su color favorito, él había aprendido a responder 'El azul' aun cuando era una completa mentira. Porque a sus ojos, el rosa era más bonito y brillante.

Pero, ni siquiera aquellas respuestas, habían logrado que sus compañeros cambiaran sus actitudes hacia él y el trato que le daban. Contrario a ello, habían empeorado, golpeándolo todas las veces que les fuese posible, sin piedad alguna, repitiéndole lo asqueroso que era por gustar de cosas que eran para niñas. Y aun cuando él solía contradecirlos, diciéndole que no le gustaba el rosa, solamente para no recibir aquellos duros golpes, ellos no paraban, el dolor y los golpes no cesaban con nada.

Jeongin no lo sabía, pero, aquello estaba empezando a destruirlo poco a poco, a aquella inocencia que solía abundar en su corazón y la sinceridad que solía ser bastante característica en él.

Cuando su madre preguntaba por aquellos golpes que notaba en el pequeño cuerpecito de su hijo, este le solía inventar muchas excusas, diciéndole que, se había golpeado en la Escuela y Jeongin siempre había sido un niño demasiado torpe y descuidado, por lo que, su madre solía creerle todas aquellas mentiras.

Aquel día, habían salido muy temprano de la Escuela, por lo que, se había quedado en la salida, esperando a que su madre llegase a recogerlo. Sin embargo, nuevamente, aquellos crueles niños se habían acercado a él y tras decirle miles de insultos que, el castañito no conocía porque era demasiado inocente, habían empezado a golpearlo fuertemente sin piedad alguna.

Y luego de ello, se habían ido, dejando a un destrozado niño de tan solo diez años, suplicando a alguien por ayuda. Los sollozos no dejaban de salir de sus pequeñitos labios, temblando ligeramente y sintiendo dolor en todo su cuerpo que, probablemente de nuevo estaría lleno de golpes y moretones.