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𝑴𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒂𝒔, ¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒐?

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝐕𝐨𝐥𝐤𝐨𝐯

He soñado con esto toda mi vida, sin embargo él no tiene ni idea de quién soy, de que lo salvé, de que lo ayudé, de que lo guié. No recuerda nada, me suprimió de sus recuerdos como si yo no hubiera sido nada en su vida.

Estoy enojado, pero más que enojado, estoy decepcionado. Me había ilusionado con una falsa creencia, con algo que para él fue pasajero, con algo que ni siquiera recuerda.

Aún recuerdo lo nervioso que estaba cuando me dijo "Me gustas, ¿Te gusto?". Ese día di mi primer beso, y al parecer él el suyo.

Flashback

Era una calurosa tarde de invierno pasando ya a la primavera. Era mi cumpleaños, aunque en mi raza, o por lo menos en mis tradiciones, no se celebraban los cumpleaños. Desde que conocí a Horacio celebro todos mis cumpleaños con él.

Siempre me llevaba regalos que quizás para la demás gente sean insignificantes pero para mí significaban mucho. Me regalaba cartas, flores, semillas, a veces hasta unas piedras del bosque, pero cualquier cosa que me regalara tendría un espacio para siempre en mi corazón.

Ese día me dijo que me regalaría algo más especial aún. No me podía imaginar qué me quería regalar, pero sé que fuera lo que fuera sería espectacular.

Lo espero sentado en el tronco caído de aquel río en el que nos conocimos. Veo una silueta y por su estatura y complexión sé que es él.

—¡Horacio!—Le grito con una sonrisa de oreja a oreja.

Él me saluda de vuelta, pero se le veía muy nervioso.

—Horacio ¿Estás bien?—le pregunto. Él asiente, pero no me queda muy en claro si no está bien o es que no quiere hablar.

—V-vamos a u-un lago que en-encontré a-ayer—me dice tartamudeando. Se me hace raro ya que él nunca tartamudea.

—Bueno, vamos—le digo.—Guíame.

Caminamos por una serie de caminos, algunos más difíciles que otros. Reímos, nos caemos y gritamos. Me sentía libre y feliz, tal y como siempre me sentía junto a Horacio.

—Llegamos.—Dice—S-sientate ahí, y-yo ten-tengo algo que dec-decirte—me dice, con un nerviosismo impropio de él.

—Vale—le digo yo. Horacio me está pegando su nerviosismo.

—M-me gus—se corta la frase. Tapándose la cara en acto de que siente vergüenza. Veo sus mejillas sonrojadas pero no entiendo porqué.

—¿Horacio qué pasa?—le pregunto. En un acto de instinto por protegerlo me levanto y le agarro los hombros.—Dime, por favor.

—Siento que si lo digo arruinare todo—dice, al borde de las lágrimas. Le abrazo.

—Si no quieres decirlo no importa, pero no está bien que te sientas así. Ahora ven y siéntate ahí conmigo—Nos sentamos en donde él me dijo que me sentara anteriormente.

—Me gustas, ¿Te gusto?—Dice, con una rapidez que casi no le entiendo nada.

—¿Cóm-Cómo que "Me gustas, ¿Te gusto?" ¿A qué te refieres?—Le pregunto, quiero confirmar de que escuche bien.

Atrapasueños - Volkacio AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora