Prologo

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Sexta Singularidad/1273 D.C/Jerusalem:
-El tiempo se acerca. Los Observadores del Tiempo se han hecho paso impunes por 5 Singularidades ya, nuestra hora esta próxima.-

En una sala del trono envuelta en tinieblas, una voz se hacía resonar ante todos los presentes. Las múltiples siluetas entre las penumbras que acompañaban al orador tenían la suma concentración en sus palabras, por ningún motivo distrayéndose.

-Tendremos que hacer los preparativos necesarios- el orador continuo.- Nuestros enemigos son numerosos y se encuentran desesperados. Debemos de actuar en cuanto antes- con esto dicho, el orador tomó una reverencia directamente hacia el trono.

Los ojos de todos los presentes se posaron en la figura posada en el trono, la única luz que podía entrar en la sal centrada directamente en su figura, dandole un brillo etéreo a sus rasgos.

Ella era una belleza de mujer. Su lustroso cabello blanco llegaba hasta media espalda, el cual se perdía entre sus vestido prístinamente blanco. Su figura era tal que muchos considerarían la ideal, pero eran sus ojos los que llamaban la atención sobre su persona.

Esos ojos rojos suyos cargaban consigo una inteligencia y sabiduría pocas veces vistas en alguien tan joven. Esas ventanas carmesís portaban también consigo un aura de crueldad que solo unos cuantos eran capaces de igualar. Más sin embargo, al ver a la figura postrada en frente suyo, una sonrisa llena de amor incondicional surgía.

Sentimiento que la figura compartía por completo.

Al fin lo había conseguido.

Luego de tanto dolor y violencia, finalmente se había encontrado con ella nuevamente...

-Que se dupliquen las defensas en el Puerta, que inspeccionen a todos los refugiados minuciosamente- ordenó ella, viendo a un trío de figuras que inmediatamente cayeron a sus rodillas.

-Como usted ordene!- dijeron las tres figuras al unísono.

-Aumenta el radio de reclutamiento- esta vez ella poso su mirada en otra parte de la sala.

-Como usted lo ordene, mi señora- una voz seductora contestó, una leve risa en su tono.

-Que alguien informe al Mago de la Corte que se esperan resultados pronto- esta vez ella habló al aire, no dirigiéndose a alguien en particular para acatar la orden.

-Así se hará- contestó una voz un tanto relajada, aunque también aquejada por el trabajo extra.

-Quiero conocer las ubicaciones más actuales sobre los rebeldes, y que la vigía en la frontera con el Faraón se retire unos dos kilómetros- esta vez su atención se centró en una de la figuras más imponentes en la sala, segunda sola hacia el orador que seguía arrodillado.

-Entendido- su voz era potente, eso no se podía negar. Pero tampoco se podía negar la lealtad que se presentaba hacia la mujer.

Con sus órdenes dadas, todos inmediatamente se retiraron de la sala del trono, dejando tanto a la mujer como el orador en silencio nuevamente.

Ambos se vieron uno al otro, el amor que ambos se sentían palpable en el aire, pero había cierta preocupación en la parte del orador.

-Estás nerviosa- comentó simple, notando el casi imperceptible escalofrío que recorría a la mujer.

-Huh, me puedes culpar?- pregunto ella con un poco de saña, sus respiraciones ahora un tanto más notables.

-He de admitir, me encuentro en condiciones parecidas a la tuya- contestó de forma honesta el hombre, acercándose a la mujer para ofrecerle una mano en señal de apoyo.

Ella lo tomó instintivamente, relajándose en la cercanía que compartía con su amado.

-Ellos pueden encontrarse ahí, pueden venir a aquí- hablo ella con un hilo de voz.

-Es una posibilidad- concedió el, antes de hablar con un tono conflictivo.- Pero aún así, es un hecho de que ella vendrá. Nunca se podría quedar atrás- dejó escapar un suspiro pesado, antes de hablar con convicción.- Deja que el pasado muera, mátalo si es necesario.

-Ambos hemos sufrido tanto para llegar a este punto- acepto ella.- Aun si el resto del mundo está en juego...-

-Yo lo veré arder gustoso, si eso significa que puedo estar junto a ti...- ojos azules zafiro se cruzaron con unos rojos rojos escarlata, la devoción en ambos pares de orbes brillantes.

-Vergil/Illya- con un cálido abrazo, ambos sellaron su promesa.

El Demonio que cayó en la desesperación.

La Chica que lo arriesgó todo.

En este momento, ambos alzan un estandarte juntos contra la preservación de la humanidad.

-¿Tienes suficientes Servants contigo, Master de Chaldea?- musitó el hombre hacia el cielo, esperando su respuesta.

Devil's RequiemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora