Renacido con un viejo enemigo el día de nuestro matrimonio

Capítulo 1 - A pesar de todo, me voy a casar.

En las primeras horas de la mañana, Lin Qian estaba encima de una almohada, con un codo apoyado en la cabeza, mientras le enviaba un mensaje a Zheng PingQing.

Lin Qian: Feliz cumpleaños 🙂

Se envió una respuesta en segundos.

Zheng PingQing: No digas eso, haz algo que me haga feliz, ¡ah!

Lin Qian puso los ojos en blanco y escribió: ¡Literalmente se convirtió en tu cumpleaños!

La respuesta de Zheng PingQing parecía expectante: ¡No lo dudes, actúa rápido!

Lin Qian: "..."

Lin Qian respondió de mal humor: La persona ya te dio sus cálidos saludos, ¿no es eso suficiente para que seas feliz?

Zheng PingQing: no es suficiente.

Lin Qian no pudo evitar reflexionar sobre sí mismo. Al final, ¿por qué decidió perder la cabeza y aceptó asociarse con esta persona?

Se golpeó la barbilla con el dedo índice y respondió: Entonces, ¿qué regalo quieres?

Después de pensar un poco, agregó: Un consejo amistoso, mi cuenta bancaria tiene **** yuanes, así que piense en su respuesta con esto en mente.

Esta vez la respuesta tardó en llegar. El cuadro de mensaje mostraba que la otra parte estaba editando constantemente su respuesta, lo que hizo que Lin Qian se sintiera protegido.

Escribiendo durante tanto tiempo, ¿cuántos regalos quiere Zheng PingQing? En realidad, no planeas vaciar mi cuenta, ¿verdad?

Lin Qian se preguntó si debería dar marcha atrás y decirle que se olvide de eso.

De todos modos, esta no sería la primera vez que él y Zheng PingQing intentaron estafar el uno al otro.

Justo cuando el corazón de Lin Qian estaba a punto de romperse al pensar en su cuenta bancaria vacía, finalmente apareció la respuesta de Zheng PingQing.

Zheng PingQing: No quiero dinero.

Corazón de Lin Qian: "..."

¿Te tomó media hora editar esas cuatro palabras?

Cuando puso los ojos en blanco, apareció otro mensaje.

Zheng PingQing: Cásate conmigo, Lin Qian.

Lin Qian estaba aturdido, su codo resbaló, lo que hizo que su cabeza cayera hacia abajo. Afortunadamente, la almohada de abajo evitó una tragedia.

Lin Qian se frotó la barbilla, su corazón palpitaba por la caída abrupta: ¿Sabes lo que estás diciendo?

Zheng PingQing: Lo escribí palabra por palabra. ¿Entonces que dices?

Lin Qian luchó por contener la risa cuando respondió: Si hubiera sabido que esto sucedería, no me habría hecho amigo de ti.

Zheng PingQing: Si quieres reírte de mí, hazlo. De todos modos, hace mucho que me pasé al lado del enemigo y admití la derrota.

Zheng PingQing: ¡Maldita sea!

Zheng PingQing: Me gustas. Ya no puedo salirme de estos sentimientos.

Al mirar los mensajes de autocrítica de Zheng PingQing, Lin Qian casi podía ver su rostro disgustado. No pudo evitar la sonrisa que floreció cuando respondió: Di eso de nuevo.