Capitulo 9

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Harry se comportaba de un modo extraño. Tras la cena, casi la había echado de la cocina, argumentando que él se ocuparía de los platos y que era mejor que ella se preparara para ir a la cama. En otras ocasiones, cuando Finn no estaba, siempre habían fregado juntos. Jessie sospechaba que Harry trataba de deshacerse de ella, y eso le dolía. Desde que habían comenzado a hacer el amor, ella estaba convencida de que habían logrado vencer otra barrera más y crear una nueva intimidad entre los dos. Pero aquella noche Harry se comportaba como si no quisiera estar con ella.

¿Y qué demonios había pasado con la cena? Al salir a la terraza y verlo todo tan románticamente decorado, Jessie había sentido que el corazón se le encogía. No podía evitar sospechar que Harry le había pedido a Finn que lo preparara todo para, después, cambiar de opinión. Pero ¿por qué razón?

Resultaba deprimente. Jessie se miró al espejo y suspiró. Y, pensando en cosas deprimentes,

¿cuánto tiempo tardaría Harry en cansarse de hacerle el amor a una mujer a la que ni siquiera podía rodear por entero por la cintura? Jessie se desvistió y se metió en su lado de la enorme cama que compartía desde hacía semanas con Harry. Estaba leyendo cuando él entró en la habitación.

—Me alegro de que vengas, me estaba quedando dormida. Harry no respondió, simplemente sonrió ausente. Se vació los bolsillos, se quitó la ropa y se metió en la cama. Instantes después apagó la luz de su mesilla, y ella lo imitó. Jessie esperó a que Harry alargara ambos brazos para estrecharla, pero él solamente puso una mano sobre su vientre y preguntó:

—ESe han movido mucho hoy?

—Un montón, pero ahora están quietecitas —contestó Jessie poniendo la mano sobre la de él—. ¿Ha ocurrido algo hoy en la oficina, que te haya puesto de mal humor?

—No, ¿por qué lo dices?

—No sé, pareces... desanimado.

—Sí, hoy ha sido un día un poco gris —se encogió Harry de hombros, comenzando a acariciar su vientre—. ¿Qué tal te encuentras, físicamente?

—Enorme —rió irónicamente Jessie, al comprender que la rechazaba—. No sé qué va a ser de mí, cuando me ponga más gorda aún. Ni siquiera puedo creer que vaya a engordar más, a pesar de saber que será así.

Jessie seguía convencida de que algo no iba bien, pero no sabía qué más hacer para demostrarle que quería compartirlo con él. No obstante la preocupación comenzó a pasársele, mientras disfrutaba de las caricias de Harry en su vientre. El hacía círculos cada vez más amplios, hasta que su mano le rozó los pechos. En su estado, su piel era tan sensible que el más mínimo contacto la excitaba. Jessie contuvo el aliento con un gemido de placer.

—Tienes una piel tan suave —respiró él—. Tan delicada. Me encanta tocarte.

—Y a mí me encanta que me toques —respondió ella volviéndose hacia él para besarlo, resistiéndose al impulso de confesarle que lo amaba. Sin embargo Harry no la dejó volverse hacia él. En lugar de ello, la hizo girarse en sentido contrario y la abrazó por detrás, acurrucándola contra su cuerpo y acunando su cabeza. Harry flexionó las rodillas hacia arriba poniéndolas en contacto con las piernas de Jessie. Su cuerpo viril comenzó a excitarse contra el trasero de ella, con el movimiento. Colocó una mano sobre su vientre, y Jessie se estremeció con el erotismo de la postura. Luego él deslizó los dedos por debajo de la pierna superior de Jessie y tiró de ella para ponerla sobre las suyas. Jessie gimió.

El presionaba hacia delante firmemente, entre sus piernas. Jessie jadeó. La mano de Harry acariciaba su vientre arriba y abajo, abrazaba sus pechos y rozaba eróticamente sus pezones. Jessie empezó a moverse excitada contra él, tenía el pulso acelerado. Entonces él alzó la cabeza y comenzó a mordisquear y lamer el lóbulo de su oreja. Luego trazó un reguero de besos por su cuello hasta el hombro, y al mismo tiempo deslizó la mano hacia el vello del pubis para acariciarlo.

Un Hijo Tuyo |H.S| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora