Capitulo 6

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La riña no fue grata para ninguno de los oponentes, bajos y más altibajos, dejando en vergüenza y esperando mas de cada uno, aunque su misión ya habia tenido éxito, las cosas no fueron como tal como se habían planeado desde el principio.

Habían matado a la creyente ser de luz que podía acabar con ellos, y si fuera así, el alimento ingenuo e inocente estupidez se hubiera ido, escapado sin más.

— ... — la frustración y el dolor emanaban de sus ojos, la ira y la desesperación se podía notar en sus temblores en manos, aquella ansiedad al saber que no podía obtener la cabeza de aquel imbécil.

— ¿Ya tan pronto? — con voz suave y burlesca pregunto al ser que no debía de tener cara — ¿Quien te dió tanta batalla? — zalgo rio, con la boca abierta mostrando sus colmillos y dientes afilados.

— ¿Acaso eres idiota? — Slender se levantó furioso, tenía cortes en todos lados, no paraba de sangrar algo negro y espeso, sus piernas y cabeza dolían — querías que lo trajera, ahora ¿Porqué le dices que se enfrente a mi?.

— ¿Y porque no?, también habías dicho que el niño te llamaba la atención.

— Dije que era intriga — se quitó el saco y lo aventó en algún lugar de la sala.

— Fuera como fuera... Te vez horrible — cerró los ojos y se encogió de hombros — ¿En donde está?.

— Vete a la mierda Zalgo — el demonio ríe, su risa no es escandalosa Pero un poco chillona, se acerca a Slender y acaricia el pecho del ente, después de eso se sienta en las piernas del ser.

— Que boca — lo mira con seriedad — ¿Acaso quieres que te castigue como un niño, cariño?.

— Tsk — chisto la lengua — De cualquier forma, ¿Que es lo que haremos con el? — empujó a Zalgo de su cuerpo — Basta, ¿Acaso no me ves?.

Zalgo miró a Slender con una sonrisa, se burlaba, era claro, el único sonido que se escuchaban era el viendo golpeando afuera, en hojas, ramas y ventanas.

— Lloverá — miró a Slender, una mirada llena de cariño.

— ¿Cómo lo sabes? — el mas alto, teniendo al más viejo en sus piernas, se podría saber, ver y escuchar el sonido del apego que tenían las manos de Slender con el cuerpo del demonio.

— ... — Zalgo acercó su cara con Slender. Ambas respiraciones se estaban parando, todo esto era extraño, un extraña forma de comunicarse, dando palabras que sucederán refiriendo a otras.

— ¿Por qué no hablas, temes que allá tormenta? — acaricio las mejillas del demonio, sonrosadas, sin saber porque el cuerpo buscaba contacto carnal.

— Granizo — Slender nego con risas proveniente del corazón — ¿Lluvia ácida?.

— Es un niño Zalgo, sentimientos humanos que los dos ya no llegamos a comprender, debe estar confundido y enojado, cuando despierte, varias cosas pasaran por su mente, no puedes protegerlo cuando no hay nada que lo quiera lastimar.

— ¿Ya no recuerdas?, acaso... ¿Ya no comprendes aquellos sentimientos? — Slender negó.

— Querido... — suspiro, aún estaba adolorido.

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