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Dhara la había ayudado a encontrar agua, alimento y donde cobijarse. Después de tantas noches Adeena fue capaz de dormir, no supo si fue el cansancio o la mirada de odio ferviente que tenía la T'Xeria lo que le hizo confiar en su palabra.

La muchacha se había comprometido a ayudarla a alcanzar el territorio de las rosdinaes, una vez allí solo tendría que convencer a las habitantes de los picos de que la ayudaran. Un plan, fácil y conciso.

-¿Cuántas Lunas tienes? –preguntó Dhara.

-Veintiunas –contestó sin apenas inmutarse.

La chica no había callado desde que habían comenzado a andar esa mañana. Le había preguntado de todo, desde cómo había vencido a la Naga hasta con cuantas había yacido. En la primera la fiemelsia se inventó una feroz lucha encarnizada, no podía decirle que no había sido más que cuestión de suerte. A la segunda... le había gruñido, como había visto de hacer a algunas kuviesas.

-¿Veintiunas? ¿Y aún no tienes un medrik? Yo creía que salías a por uno a las dieciséis y normalmente no tardáis tanto en encontrar uno.

-Tenía uno, ¿recuerdas? Ahora a saber dónde estará.

-Si estáis destinados aparecerá, no te preocupes. Uno siempre encuentra su destino.

-¿Y en qué Luna naciste? Yo nací en la Luna de Hare, hace veintitrés. Tu Luna no la recuerdo, aun era pequeña... ¿la Luna del fruto? No, no ¿Luna del trueno? Sí, esa creo que es, ¿es esa no?

Adeena gruñó y la T'Xeria continuó hablando.

-Hace tiempo que no veía a una kuvia por el bosque, ¿sabes? Hace... bastantes soles vi a una pasar volando con su medrik. Es impresionante la unión que...

La muchacha paró en seco y observó el cielo. La fiemelsia avanzó varios pasos más cuando notó que la otra se había parado.

-¿Qué? –susurró, si Dhara lo temía ella también.

-Bajo las ramas, rápido.

Adeena corrió a ponerse a cubierto entre la maleza del bosque, cortándose con zarzas y espinas. El corazón golpeaba su pecho con fuerza. La habían encontrado y se la iban a llevar ante su reina para matarla. O quizás ni siquiera se molestarían en llevarla, simplemente la matarían y la dejarían ahí para que algún carroñero se dé un festín con su cadáver.

Aleteos, ya estaban bajando.

Encontró un árbol con el tronco lo suficientemente grueso para ocultarla y apoyó su espalda contra él, se presionaba contra él como si fuese posible camuflarse con él. Agarró la espada y la sujetó entre sus manos con fuerza, cerró los ojos y escuchó con atención.

Habían tomado tierra, ya no oía los aleteos.

-Buscadla.

Tenía la garganta seca, había llegado tan lejos... Abrió los ojos, Dhara le sonrió con malicia. Estaba a varios pasos de ella, a plena vista.

-¿Qué haces? –gesticuló con apremio.

Golpeó el suelo con el baculo, varias veces, llamando la atención de las guerreras que la avistaron enseguida.

-¿Nos buscabais?

La primera guerrera se abalanzó por ella, la chica paró la estocada con su báculo y la hizo retroceder. Sorprendida por la respuesta de la T'Xeria bajó la guardia el tiempo suficiente para que Dhara golpeara su cabeza de lleno y le abriera una brecha. Una segunda guerrera se acercó por la espalda pero Dhara giró el báculo sobre su cabeza y se volvió hacia ella con una agilidad espeluznante.

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2020 ⏰

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Hija De La Luna Roja - Las Últimas Hijas de la Luna 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora