Capítulo 1

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Maddie Morrison

Supongo que solo no he tenido suerte, la vida se me rompe en pedazos, necesito sacar estos pensamientos que me atormentan.

Agarro la laptop con la intención de distraerme con música, coloco los auriculares, cierro los ojos y me concentro en la melodía suave de Photograph.

Loving can hurt sometimes

No tienen idea de cuánto...

It's the only thing that makes us feel alive

Yo aún no me siento así...

Siento una presión en el pecho muy fuerte, abro los ojos rápidamente, mi respiración agitada demasiado agitada... me quito los auriculares rápido.

—No de nuevo... Por favor. — me ruego a mi misma.

Salgo de la habitación para tomar aire, trato de tranquilizarme... Esto es solo un mal momento, un pequeño ataque, todo estará bien.

Voy recuperando mi ritmo normal, sintiéndome mejor.

— Pe-perdón. — dice mi madre entre sollozos.

¿Qué pasó?

En seguida, suenan los platos rompiéndose.

— ¿Tú no entiendes o qué mierda tienes en la cabeza?

Bajo lentamente las escaleras y me quedo en la mitad de ellas, no quiero acercarme más, me da miedo lo que podría alcanzar a ver. Pero aún así me asomo un poco: papá tocaba bruscamente con sus dedos la sien de mamá, mamá quejándose una y otra vez, escucho "no, no, no" repetidas veces.

—¡Ya me cansé! ¡No puedes hacer nada bien! — alza la mano, cierro los ojos para no ver como la golpea y mi cuerpo se tensa pero él gruñe y un golpe suena en la pared. Abro los ojos y veo a mi padre tomar su otra muñeca, sus nudillos rojos por el golpe que acaba de dar.

Se va.

Tira la puerta fuerte, con demasiada cólera y mamá entre llantos y abrazándose camina hacia donde estoy, me quedo ahí para esperarla y abrazarla, no me gusta verla así.

Alza la mirada — Vete para tu cuarto. — la frialdad en su voz me da miedo.

Solo quiero estar contigo en estos momentos, no te guardes el dolor como yo, mami.

Me quedo parada unos segundos más y giro para entrar a mi habitación, nuevamente en la soledad de ella. No hay más que hacer.

Retomo lo mío tratando de olvidar lo que acababa de pasar, ya se está volviendo normal todo esto, la figura de familia perfecta estaba más que claro que no la teníamos, a través de los años el amor que nos trasmitíamos unos a los otros se fue, papá no era el mismo desde que mi abuelo había fallecido... Entiendo que esa era la única persona que le quedaba después de que mi abuela los había abandonado pero ese cambio tan brusco en él... fue demasiado. Mamá siempre fue callada, el temperamento de papá nos asustaba a ambas.

— ¡Sigue, mami, sigue! — grité feliz — ¡dale, empújame más fuerte! Quiero llegar hasta allá — apunté con mi dedo hacia el cielo.

— Cariño, te vas a caer si sigo así — no pudo evitar reír.

Ella me empujaba con suavidad, podía sentir la brisa golpear mi rostro; el verano ya había llegado a la ciudad después de tanto tiempo...

Nos encontrábamos en el patio de casa, papi había cobrado un cheque que habíamos recibido el mes pasado y nos mudamos de casa, admito que extraño mi anterior habitación: tenía un escondite secreto que solo yo conocía y entraba ahí cuando papi llegaba de trabajar, mami decía que me pusiera tapones en los oídos pero eso no bastaba... yo escuchaba gritos, no entendía ¿peleaban? ¿Por qué? Así que en una de esas tantas peleas encontré ese huequito, debajo de cama había un tablón alzado y miré con curiosidad pero lo ignoré pensé que no sería nada importante y solo estaba roto pero cuando me paré y lo pise me di cuenta que había algo abajo, mi curiosidad me mataba así que quite el tablón y decidí mirar lo que había dentro, era como un cuarto en miniatura... entrábamos Ship y yo con facilidad, sobraba espacio como para dos personas más y eso me sorprendía pero en altura no cabía nadie, capaz un enano si ¿no?

Desde ahí cada vez que mami subía y me decía que me pusiera los tapones esperaba a que ella bajara y entraba ahí, el sonido dentro de mi huequito no entraba y eso hacía que no escuchara sus peleas... de vez en cuando sacaba mi cabecita para ver si ya habían terminado de pelear, con el tiempo fui entendiendo que tenía que hacerlo solita para que mami ganara tiempo en esconderse también porque luego de cada pelea mami venia a mi cuarto con una sonrisa a medias para asegurarse de que estuviera bien y sus brazos o rostro tenían manchitas moradas, ella decía que no eran nada pero yo sabía que eran moretones, esos me salían cada vez que me caía y dolían mucho, no quería que a mami le dolieran los moretones...

Recuerdo como tuve que aprender a sobrellevar esta situación, tuve que ser el soporte de mamá hasta que ella cambió, cambió conmigo, se volvió fría y se alejó de mi, su sonrisa ya no era cálida, extrañaba a mi madre, a la de antes, a la que a pesar de todas las peleas con mi padre siempre volvía a mi y me miraba con ternura.

Supongo que de ahora en adelante será así, aunque esté acompañada siempre está ese sentimiento de soledad en casa, tampoco tenía mucho que hacer fuera de ella, me cuesta socializar con la gente.

Me siento a las orillas de mi cama, con los ojos llorosos y por inercia tomo a Ship entre los brazos acercándolo a mi para poder hablarle.

— Promete que nunca me dejarás, que este será nuestro pequeño refugio.

Sabía que mi oveja de peluche no me contestaría, pero abrazarlo era mi refugio... y así, recordando todos los malos momentos que me tocaron vivir y con lágrimas rodeando mis mejillas, me dormí.

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Nuestro pequeño juego de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora