27 Alí en sus vidas

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Luciano Simone extasiado en la visión, desde abajo, de cómo los pechos brincaban totalmente suculentos y descontrolados como los embates, ya estaba a punto. Esta era la posición en que le gustaba, casi gozaba con sólo verla cabalgarlo perdida en su propio placer. Era egoísta, pero no le importaba porque también lo era él. Empujando hacia su encuentro par de veces más emitió un resoplido y se derramó en ella.

Minutos más tarde estaba recostado con los brazos detrás de la cabeza mirando hacia el techo de estilo neoclásico, en la suite principal del hotel al que asiduamente asistía desde hacía un par de años. La mujer recostada contra él jugaba con el cabello enroscado de su pecho que subía y bajaba acompasadamente.

-¿Quieres que te entregue el informe del cierre de esta tarde?-

-No me gusta que hablemos en la cama de negocios, lo sabes.-

-Pero cuando me levanto empiezas a exigirme hecho un loco-Reclamó ella levantándose parcialmente para encararlo- no me acabo de acostumbrar a que me trates como una secretaria cuando estamos en tu casa.-

-Es la casa de Cecilia, no puedes esperar que tenga otra actitud contigo allí.-

-¿Vamos a pretender ahora que ella no sabe que soy tu mujer?-

-No, voy a repetirte que mi mujer es ella, y eso eres tú quien no puede dejar de recordarlo.-

-Sería imposible hacerlo cuando desde hace dos años te empeñas tan encarecidamente en evitar que lo olvide.- Miriam se levantó y caminó por la habitación con el largo cabello ondulante rozándole la estrecha cintura. Habló por encima del hombro llena de ironía-Si no fuera porque sé lo que sientes por mi hace mucho te habría dejado.-

Luciano fue tras ella en un par de ágiles pasos, la sostuvo por los hombros y habló contra su pelo mientras aspiraba su perfume dulce y floral mezclado con los efluvios de sus cuerpos .

-Nadie jamás me deja Miriam, no serás la primera, además yo también sé lo que sientes por mí.-

Ella se volteó y lo encaró. Acarició suavemente el rostro rasposo por la barba excipiente y lo besó superficialmente con adoración. En su mirada había tanta pasión como incerteza.

-¿Por qué tiene que ser así, mi amor? ¿Por qué lo nuestro tiene que ser algo escondido, como si fuese sucio?-

-Sabes bien porque.-

-¿Lo sé? Antes lo entendía, habían muchos temas turbios entre ustedes, pero ahora no la necesitas...¿ Qué es lo que te sigue atando a esa mujer?-

-No tengo porque explicarte nada de eso Miriam, tampoco entiendo tu repentina ansiedad. Siempre supiste qué esperar de mi...¿Te ha faltado algo? Vives como una reina, tienes joyas, tarjetas...¿Acaso no te cumplo tantas o más veces que si fueras mi propia esposa?-

-¡Y una mierda! He pasado por todo esto en silencio pero ahora veo que esta no es la vida que quiero...sé que puedo conseguir más.-

Luciano la rodeo, caminó hasta el baño y entró en la ducha por unos minutos dejando que el agua se llevara el nivel de frustración que sentía de momento. Salió y llegó hasta donde estaba su ropa sin siquiera mirar a la mujer que seguía de pie al otro lado de la cama. Terminó de vestirse y se sentó en uno de los sillones de la estancia.

-¿Ése repentino cambio en ti se debe a las atenciones que estás recibiendo de Ali?-Ella levantó la cabeza y lo miró sobresaltada-No tienes cómo negarlo, lo he observado, y sospecho que él tiene conciencia de que eres más que una empleada para mi...o sea, sólo está ofreciendo un mejor precio para la misma posición. Los musulmanes no se rebajan a tener a una perra cristiana en su casa.-

Los ojos dorados de Miriam relampaguearon en rabia fundiéndose como miel mientras lo recorría con la mirada.

-Estas tan pagado de ti mismo que no ves más allá de tu nariz Luciano- escupió asqueada- va a llegar el día en que yo abra realmente los ojos y vas a quedarte solo...vas a perder a la única mujer que tienes y te quiere, porque a Cecilia...a ésa nunca la tuviste.-

Salió disparada hacia en baño y lanzó la puerta con todas sus fuerzas. Luciano quedó mirando la puerta cerrada mientras apretaba los puños con impotencia.
Ella no podría saber la razón que llevaba. ¿Acaso había tenido alguna vez a Cecilia? Después de haber hecho un trato innombrable con una mujer despechada en Buenos Aires logró deshacerse de la amenaza de Marrero, incluso consiguió manejar su dinero a través de su hija, pero "tenerla"... No, eso no lo logró completamente y era la espina de insatisfacción más enterrada en su vida.

El grupo estaba sentado en un banco de madera del jardín posterior; el olor de las gardenias los envolvía y las suaves luces naranjas del atardecer pintaban sus rostros serenos. Cecilia estaba en la tumbona frente a ellos viéndolos llena de deleite. Usaba un vestido blanco vaporoso que dibujaba con perfección las curvas marcadas de su cuerpo. Marco levantaba la mirada hacia ella de tanto en tanto embebido con su visión mientras continuaba con sus instrucciones a Cesar.

-¿Qué tal está tu ingles?

-I can speak it at any moment...my mommy teach me very well-respondió el niño rápidamente. Marco soltó una carcajada que estremeció a Cecilia, era siempre una sorpresa ver a Marco genuinamente feliz-She can be a great tyrant when she wants.-

Ahora su madre también comenzó a reír y así los encontró Luciano cuando llegó. Una punzada extraña de incomodidad lo recorrió. Ver a su esposa tan despreocupadamente riendo con uno de sus socios no era una rutina. Rodeó la puerta y se acercó por detrás de Cecilia.

-Podrían contarme la broma y así seríamos más los divertidos.-

Cecilia volteó despacio la cabeza hacia él mientras la sonrisa de complacencia fingida fue remplazando a la autentica carcajada que la había precedido.

-Este pequeño sin vergüenza está quejándose de mi intenso ritmo en sus clases.-

-Ah, sí, suele ser uno de sus temas favoritos...pero que veo, te dejaste atrapar en esta estupidez de la "música" Alí...¡Eso es inaceptable Cesar!-

-No lo considero una estupidez en lo absoluto- lo interrumpió Marco- yo mismo tuve una gran pasión por ello... sólo estoy ayudando al niño con algunas trucos, lo básico ya lo conoce, eso me recuerda que voy a pagarle una deuda,mira bien que acordes uso, para tus prácticas-dijo y se acomodó nuevamente la guitarra en el regazo mientras atacaba en un acorde.- Me temo que no es nada original, pero ésta de seguro la conoces porque es una especie de fiebre mundial, y es perfecta para un principiante. - Comenzó a levantar una melodía suave y envolvente, lentamente bajó la cabeza y comenzó a cantar.

-*My life is brilliant, my life is brilliant, my love is pure, I saw an angel, of that I'm sure. She smiled at me on the subway, she was with another man, but I won't lose no sleep on that, because I've got a plan.

You're beautiful, you're beautiful,You're beautiful, it's true.
I saw your face in a crowded place, and Idon't know what to do, because I'll never be with you.*-

Paró de tocar tan repentinamente como había comenzado, al levantar la vista lo primero que vio fue la boca abierta del pequeño de cabellos rizos, más allá Cecilia pálida había parado de respirar y lo miraba con ojos desorbitados y a su lado, en pie, Luciano con ojos entrecerrados comenzó a aplaudir con suaves y lentas palmadas.

-Estas lleno de sorpresas, ahora me dirás que también eres cantante.-

Marco sonrió con pereza y dejó en las manos del niño el instrumento, se levantó y le pasó la mano por la cabeza.

-Una vez lo soñé...hace muchos años, tantos que parece otra vida... pero ahora vamos a lo nuestro Simone, que las canciones no pagan las cuentas de la lujosa vida de nuestras mujeres.-

Dicho esto con una ladina sonrisa, caminó adentrándose en la casa. Luciano dio a Cecilia una mirada cargada de significado absorbiendo totalmente su actitud, luego siguió en silencio al hombre que cada día se metía un poco más en sus vidas.

Mañana siempre será después Donde viven las historias. Descúbrelo ahora