Veneno

Sinopsis

—¡Ayuda!— gritaba Waliyha intentando soltarse de las cuerdas que la ataban.

En ese momento, un hombre entró a la habitación en la cual mi hermana estaba, cerró la puerta y se acercó a ella.

Había dejado de ver el video en ese momento y había abrazado a Safaa, quien estaba a mi lado y temblaba de miedo, recuerdo haber dirigido la mirada hacia mis padres, quienes seguían viendo el video. Algunas lágrimas caían por las mejillas de mi madre y mi padre tenía tan apretados los puños, que estos tenían un color blanco. Intenté ignorar los gritos que el video reproducía de mi hermana. En la habitación de mis padres había un vídeo similar a ese, de mi otra hermana, Doniya. Había hecho un gran esfuerzo para reunir todo el valor que me sobraba en ese momento para volver a mirar el video.

Otro hombre entró a la habitación, con una especie de inyección en la mano. Se acercó a Waliyha, la cual estaba siendo inmovilizada por el otro hombre, y le inyectó el líquido en el cuello, a lo que el cuerpo de Waliyha empezó a tener convulsiones.

Inmediatamente tapé los ojos de Safaa. No había visto nada más del video, no podía hacerlo. Sabía que le habían inyectado a Waliyha, después de todo, era lo mismo que le habían inyectado a Doniya.

Veneno.

|Δ|

Un año después de la muerte de Waliyha, un grupo de policías entraron a la casa donde sólo estábamos Safaa y yo para informarnos que nuestros padres habían muerto en el trabajo. Esa vez no lloré, pero Safaa si lo hizo.
Ella era muy pequeña y quería saber donde estaban nuestros padres.
Se me desgarró el alma cuando se lo dije, desde ese día me prometí que nada malo le pasaría nada a Safaa, no mientras que yo estuviese vivo.

Después de que los policías se hubieran ido entré a la habitación de mis padres, que era donde Safaa se había escondido. Encontré dos boletos para un bus con destino hacia Holmes Chapel que salía en un par de horas.  Ellos habían sabido lo que sucedería  y también lo que sucedería después. La muerte de mis hermanas y la suya, pero sobre todo, que los hombres que los habían matado ahora irían por Safaa y por mi y no pararían hasta que el último descendiente de la familia Malik muriera.