-Capítulo 2-

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Llevamos un poco más de 200 millas. Estamos pasando por el estado de Pensilvania.

A noche entremos en un almacén para descansar, vamos bien equipados, con sacos de dormir y todo lo necesario para la intemperie, como tiendas de campaña, cosas para la cocina, etc.

Nos hemos levantado a las 6 de la mañana, y estamos terminando de desayunar, todo esta recogido para irnos, cuando escuchamos unas voces.

-Coger vuestras cosas, nos vamos- Las voces están demasiado cerca, así que nos escondemos hasta que pasen.

-Mira esto, es un campamento- Son dos chicas.

-¿Crees que seguirán por aquí?.

-Eso espero, me muero de hambre- Revisan por donde estábamos sentados, pero no hemos dejado nada útil.

-Gael, tenemos que hacer algo- Me susurra.

-No, sabes que no.

-Son dos chicas solas, sabes que esta zona es peligrosa- Maldigo para mi mismo.

Vamos a levantarnos, pero escuchamos otras voces.

-¡He vosotras!

-Hola ¿Es vuestro campamento? No hemos tocado nada, solo queríamos comer algo.

-No es mi campamento, pero lo puede ser- Son tres tipos, no tienen buena pinta.

Cuando se acercan a ellas, salimos de donde estamos, pero sin las mochilas.

-Es nuestro campamento, mas vale que os larguéis.

-¿Y si no quiero?

-Te lo voy a explicar de otra manera- Se escucha un grito, que resuena por todas partes, los tipos se miran.

-Es hora de irse- No lo entiendo, pero se van, y creo que tampoco deberíamos quedarnos.

Sacamos las mochilas y con las dos chicas salimos de esa zona lo antes posible, yo no hablo con ninguna de ellas.

-Perdonar a mi hermano, no sabe relacionarse.

-No importa, os debemos una, nos habéis ayudado. Por cierto soy Michelle, y ella es mi prima Agnes.

-Primas de verdad- Ellas asienten.

-¿Donde vais?

-Hacia el este.

-¿Podríamos ir con vosotros? Bueno, no tenemos nada que hacer aquí.

Los cuatro nos reunimos y decidimos que si pueden unirse, pero solo si siguen nuestras normas. Por mi parte espero que sin quejarse demasiado, ya tengo a estos tres, es suficiente.

Cuando salimos de la zona conflictiva, buscamos nuevas provisiones y algunas cosas para las chicas, como nuevas mochilas y algo para dormir.

Ha las cinco de la tarde empieza a esconderse el sol, buscamos un sitio donde pasar la noche. Ellas se ofrecen a hacer la cena para todos, es un detalle, sobre todo porque fui yo quien encontró esas cosas.

-¿De donde sois?

-Somos del mismo sitio al que vamos- Me adelanto.

-Vale... Nosotras somos de Virginia. Perdimos a nuestros padres en las revueltas, menos la madre de Agnes, ella nos estaba cuidando, pero enfermó con la pandemia.

-Nuestra madre murió antes de todo esto, mi padre hace poco.

-Lo sentimos.

-¿Que hacéis solas por esta zona?

-No quisimos unirnos a ningún grupo, bueno, no habíamos encontrado a ninguno del que fiarnos.

-Antes vivíamos con amigas, pero ellas se fueron uniendo a grupos de protesta, y dejemos de verlas, progresivamente.

Dejo de escuchar su cháchara, solo limpio mi plato y mis cubiertos. Doy las buenas noche y entro en mi tienda de campaña. 

Camino a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora