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Shotaro no había ido más, tres días sin asistir o dar señales de vida al menor, Sungchan entendía que el japonés no tenía el deber y la responsabilidad de asistir cada día a el local de adopción, pero sinceramente se había preocupado demasiado por el mayor. Cuando mencioné que no había dado señales de vida era en serio, Sungchan no había visto al chiquillo salir de su hogar en las horas que él estaba en la suya pero suponía que seguía allí porque las luces estaban prendidas y se oían leves ruidos que de seguro serían la televisión.

Era jueves por la siesta y Sungchan había hecho galletitas para el cumpleaños de u gerente el día siguiente, pensó que llevarse un poco de ellas a su vecino era una gran excusa para corroborar que estaba bien y que no se le apetecía volver a hablarle o escribirle al teléfono, si es que no tenía un motivo concreto para hacerlo.

El castaño aleja los pensamientos malos sobre su mayor y camina con una sonrisa cordial a la casa al lado de la suya, tocando el timbre y escuchando cómo el sonido rebotaba dentro del hogar.

Shotaro segundos después apareció en su campo visual haciendo que Sungchan se avergonzara un poco, el japonés lucía un atuendo de entre casa que consistía en pantalonsillos y una blusa ancha y larga que cubría todo su pecho.

— Shotaro hyung..., hice galletitas y quise darte unas cuantas. —Explica el menor sintiéndose nervioso por la mirada expectante del más bajito.

— Uh, mi estómago está totalmente revolvido porque ayer comí huevos vencidos... —El rubio juega con sus dedos entrelazados en su espalda baja y cuando ve que la garganta de Sungchan se mueve indicando que había tragado saliva se siente un poco mal por este.— pero podría comer tus galletitas, la doctora me dijo que cuide mi alimentación por el momento y no creo que unas galletitas me hagan mal. —Aceptó achicando sus ojos en una sonrisa sincera y tomó de las manos del castaño el tazón con galletitas.

— Ven aquí adentro, estaba hablando con Yukhei sobre mis tareas pero eso puede esperar. —Mencionó el pequeño rubio adentrándose a su hogar e invitando a Jung a pasar.— Siento no haber visitado a Dai, y a ti. —Lo último fue pronunciado con un tono menos audible pero debido a que Sungchan estaba frente al mayor le fue fácil escucharlo, las mejillitas de ambos adquirieron color mientras un silencio tímido se instalaba rápidamente.

Ninguno había mencionado ninguna palabra sobre lo último que dijo Lucas antes de subir al Uber, dejando que aquel momento incómodo pasase como lo estaba haciendo ahora.

— Dai está muy feliz con los demás gatitos, los veterinarios dijeron que tiene más posibilidades de adquirir una infección por sus defensas bajas pero que de seguro alguien pronto la adoptará antes de eso. —Explica el menor jugando con sus pulgares cuando Shotaro comienza a comer de sus galletitas.

— Dai es muy bonita, de seguro todos la que- ¡ay!. —El chillido lo interrumpió y Sungchan lo miró preocupado, observando cómo Shotaro hacía fuerza para tragar un pedazo de la galleta y que no volvía a comerla.

— ¿Pasó algo hyung?, ¿mis galletitas hicieron que su estómago de vueltas?. —Cuestionó el castaño sin saber qué hacer con sus manos que pedían a gritos silenciosos palmear el omoplato de Shotaro.

— Nonono, esta estaba caliente aún y mi lengua se quemó un poco, no te preocupes igual saben muy rico. —Esbozó una sonrisa linda y muy reconfortante para el menor, quien sintió que era su estómago el que daba vueltas.

— H-hyung... ¿usted me ha estado evitando?. —cuestionó el menor con los nervios creciendo dentro de sí, haciendo que sus pies se muevan en círculos. Shotaro abre sus delineados ojitos de bambi por ello y niega rápidamente, pero Sungchan no lo ve por haber desviado la mirada.

一 Street Cat. "Shochan"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora