El pequeño Jeon se despertó a mitad de la noche por el ruido de las gotas de lluvia que golpeaban contra su ventana; chequeó el reloj de su mueble y aún no eran ni las tres de la madrugada.
Con un suspiro se talló los ojos y se sentó en su cama, odiaba las noches así, porque le hacían divagar entre los rincones mas oscuros de su mente; pero más que nada no soportaba tener el sueño tan ligero, sabía que ya no iba a poder volver a conciliar el sueño esa noche.
Los segundos pasaban y nada ocurría, tristes y largas noches se avecinaban él lo sabía, es que ya estaban en invierno no era de sorprenderse que por estas fechas lloviera tanto, hubieran tormentas, estuviera el frío devastador y que, durante esta estación, su rostro fuera más ojeras que facciones humanas.
"Y aquí viene otra noche en vela" pensó el muchacho; rindiendose por completo, como ya estaba sentado en su cama de todos modos, tomó el teléfono. Se le quedó viendo a la pantalla por diez minutos, tras reordenar su mente, salió de la aplicación y simplemente decidió volverlo a poner en la mesita de noche a que siguiera cargando.
"Estás pensando cosas raras", le reprochó su consciencia mientras él hacía caso omiso y salía de su cama, quizás un poco de leche tibia en su taza favorita de iron man y galletitas de chispas de chocolate le harían mejor compañía que su mente traicionera.
Así fue, con esa idea, que llegó a su cocina y empezó a rebuscar en la alacena. Su nueva bolsa de chipschoco no estaba, y era un six pack, había ocurrido un robo, un cruel y despiadado crimen contra un pobre chico que solo quería comerse por lo menos tres paquetes de sus adoradas galletas de chispas de chocolate.
Jungkook supo rápidamente que su madre se las había comido, de ella había sacado su adicción por el chocolate. Era eso o que los duendes de Santa llegarán antes de diciembre a robarle las galletas de su cocina porque el viejito panzón tenía hambre antes de tiempo.
Suspiro y se dispuso a calentar su leche en una olla,mientras tomaba asiento y esperaba que estuviera lista.
Y mientras lo hacía sus ojos viajaban por todos los imanes que habían en la refrigeradora que tenía frente a él, como si no los conociera ya de memoria.
Oh pero que frío hacía.
Apagó la hornilla de la cocina cuando decidió subir a su cuarto por su manta de lana favorita, volvió a la cocina al cabo de unos minutos envuelto como un capullo de mariposa y le puso un poco más de leche a la olla, ya que se había evaporado un poco.
Siguió esperando cuando escucho los pasos en las escaleras y unos instantes después su madre entraba a la cocina con su bata de polar verde y camino hacia la alacena, siguiendo la misma rutina que anteriormente su hijo había hecho. Saco del mueble tres paquetes de galletas y el menos abrió los ojos impactado.
¡Él ya había buscado ahí y no había nada!
Se levantó y fue a la alacena encontrando el paquete ahí que acaba de ser abierto por su madre, su mandíbula hubiera tocado el suelo de no ser porque se encontraba sujeta a su rostro gracias a la piel, músculos y ligamentos.
Su madre era mágica.
– Pondré un poco más de leche en la olla, para tomar un poco también – aviso la madre con el empaque en mano y vio al muchacho asentir con la cabeza mientras sacaba sus paquetes de galletas y caminaba a la mesa nuevamente.
Algo más que había sacado de su madre era el sueño ligero, el más pequeño ruido les iba a despertar, y ya no podrían volver a dormir, y es por eso que no le sorprendió ver a su mamá, despeinada y siendo más ojeras que persona, sentada ante él, comiendo las galletas, frotando las palmas de sus manos ante la clara señal de frío, intentando conseguir un poco de calor corporal.
– ¿Cómo te van en las clases? – pregunto la mujer, mientras su hijo le sostuvo la mirada un momento y luego bajo su cabeza, sin responder.
Pasaron un par de minutos y la mujer algo exasperada le miro intentando nuevamente.
– ¿Porque no me respondes? – una vez más no hubo respuesta.
Ella lo sabía, sabía muy bien que su hijo no respondería. Y aún así en su intento inútil de entablar una conversación dejo nuevamente que sus emociones la dominen.
– No te entiendo JungKook, eres tan capaz de todo, no eres un enfermo, ni un liciado, no naciste con ninguna malformación, ni tampoco tienes una falla por qué alguno de tus órganos no terminaran de formarse – se levantó y fue a servir la leche para ambos, volviendo a sentarse – si estás tan sano, ¿entonces porqué?, no eh vuelto a escuchar tu voz, tus opiniones, nada. Deberías estar agradecido de estar bien, y estar sano. – Llevó la taza a su boca y aunque se quemó un poco con su bebida siguió hablando – ese curso que estás haciendo, con el muchachito castaño, es una pérdida de tiempo, de dinero y de esfuerzos, y no me refiero a tus esfuerzos; hablo de los suyos. Porque tú no quieres cambiar y estás volviendote conformista.
Las palabras de la mujer aunque fuertes, ciertas; retumbaban en la cabeza del menor y lo hacían sentirse tan pequeño. Él no había decidido por si mismo no volver hablar; simplemente las frases ya no salía cuando intentaba formar oraciones.
Y cuando su mamá salió de la cocina, dejándolo ahí, perdido en un enorme océano de pensamientos, con sus manitos a cada lado de su taza, recibiendo por fin un poco de calor. Recordó a su profesor y ahora amigo, TaeHyung, y lo cálido y protegido que se sintio ante sus abrazos. Y entonces, se vio a si mismo deseando con todo su corazón que ese muchacho estuviera a su lado en ese momento, abrazándolo y prometiendole que todo iba a estar bien.
Deseó poder conectar con otra persona, deseo tener un muro de contención y por sobre todo, deseo una sonrisa honesta y un corazón puro que no le juzgara de ante mano.
Y por primera vez en años; deseó poder depender de alguien.
💟💟💟💟💟💟💟
Listo, termine este capítulo, la verdad estoy demasiado emocionada con esta historia, aunque son temas algo complicados, me parece hermoso poder abarcar así este tipo de historias y situaciones.
Recuerden que el desarrollo de los personajes en sí, es un poco lento, así que por favor no se aloquen.
Besos y bendiciones. Gracias por tomarse el tiempo para leer todo y por favor no se olviden de votar y comentar.
ESTÁS LEYENDO
Let me help you ~ VKOOK/TAEKOOK
Fanfiction¿Qué pasa cuando una persona tímida se retrae tanto en su mundo que al final termina perdiendo el habla? Jeon JungKook es un joven de 18 años que ha estado comunicándose a través de balbuceos desde que es un niño. Kim TaeHyung es un chico de 21 años...