Tal vez no es mi mundo el que se derrumba, ni mis amigos, tan solo yo.
Sientes que todo se rompe poco a poco. Y lo has roto tú. Las lágrimas inundan tu intento de ser feliz, de ser normal. Tu mente intenta evadir los recuerdos de tiempos más felices, hacen daño. Pero te aferras a lo que crees que es bueno para ti. Pero ya nada lo es,nada te hace sentir como antes, ¿verdad?
Sigues siendo ese cuerpo inerte que empezaste a ser cuando algo cambió. Ese algo eres tú. Soy yo. Tal vez todos cambiamos, ¿no? Cada vez que intentas hacer algo bien, te caes, y nadie te ayuda a levantarte, aunque sabes que solo tú puedes hacerlo realmente. Pero es más fácil pensar que es culpa de ellos, de aquellos que no te apoyan o que simplemente no sabe hacerlo. Y te da igual, es otro fracaso más. No te vas a levantar por nada, lo sabes. No es algo que ya depende de ti, porque has dejado de ser tú misma, dejaste de serlo hace tiempo. Vuelven a ti ideas que creias haber dejado atrás. Tus amigos ya no saben qué te pasa, no eres nada. Nada normal, nada útil, nada bueno para los demás. Tan sólo sigues siendo algo, un fracaso.
Y sólo querías ser alguien más, o quizás destacar. Sí. Debe ser eso lo que te hizo daño. Intentaste destacar y ni tú misma te viste como alguien especial. Porque no lo eres, cariño, ni lo serás. Todo que tenías que hacer era estudiar, cuidar de los demás, de ti. Pero no, como siempre tenías que fastidiarlo todo. Las cosas parecían ir bien, y aun así querías más. Tú siempre tan arrogante, pequeña.