Only human

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Itachi ya se había preparado el desayuno y ahora se encontraba sentado junto a la mesa, mientras pensaba en lo conversado anoche con Shisui, revolviendo lentamente su café con la cuchara. Miraba atentamente la infusión moverse de forma arremolinada, pudiendo compararse con los pensamientos en su cabeza. Es que así se encontraba él, confundido y un poco atormentado.

No estaba muy seguro de cómo seguir ahora que sabía la verdad acerca de lo que su primo parecía sentir por él.
Y más frustración padecía al comprender que no podría ayudarlo como quisiera, no en este tema tan ajeno para él, quien siempre se mantuvo distante de lo romántico.

Y su primo merece ser correspondido. Merece todo el amor que se le pueda dar.

Pero Itachi no era el indicado para eso. No porque no pudiera sentir atracción por él, que de hecho, siendo honesto consigo mismo, Shisui le resultaba un hombre muy atractivo, alegre y audaz, cualquiera podría enamorarse de él, así que no era imposible que le terminara gustando.
Empero, como se dijo, permitirse sentir lo mismo por su primo, sería arriesgarse a frenar aquel propósito que tanto deseaba cumplir...

—Buen día, hijo —le saludó su madre, devolviéndolo a la realidad —. ¿Qué haces despierto tan temprano? Deberías aprovechar para descansar más...

—Hola —respondió él con una cálida sonrisa —. Lo sé, pero no podía seguir durmiendo.

—¿Está todo bien? —se puso en alerta. Lo veía algo desganado a pesar de su forzada sonrisa, y no pudo evitar creer que estuviera teniendo algún problema personal.

Como madre, ella deseaba estar al tanto de su vida para así poder ayudarle.

Sin embargo, Itachi no parecía querer hablar al respecto. Éste simplemente había limitado a asentir y decir:
—No pasa nada, es sólo que se me hizo costumbre despertarme temprano —refiriéndose a que en el cuartel está obligado a levantarse de madrugada, regla básica y estricta a la que debió adaptarse.

—Claro, entiendo —ella se encogió de hombros y sonrió poco convencida. Luego fue en busca de una taza y comenzó a prepararse su café.

Su hijo la siguió con la mirada, y de pronto recordó lo que Danzō pretendía con ella. Quizás era momento de averiguar un poco más...

—Oye...—su madre giró para verle a los ojos —. ¿Qué piensas del señor Danzo? ¿Te parece buena persona?

Por un momento Mikoto se quedó estática, sorprendida por la interrogante pero, al cabo de unos segundos, sonrió con melancolía y se sentó a la mesa junto a él.

Hablar de ese hombre le traía demasiados recuerdos, le proyectaba imágenes de cuando él y su marido eran buenos amigos, y sólo podía pensar en aquellos momentos donde Fugaku aún vivía. Aún lo extrañaba demasiado, a pesar del transcurso de los años.

—Lo aprecio bastante por haber sido un gran amigo de tu padre, aunque su forma de ser y su ética dejen bastante que desear —admitió con pesar.

—¿Por qué dices eso?

—Verás hijo, según tu padre, Danzo parecía estar involucrado en cosas un tanto turbias —ella desvío la vista hacia su taza, pero en seguida soltó una pequeña risilla —, pero sólo eran suposiciones. Yo creo que a veces Fugaku exageraba...ya sabes, se tomaba muy a pecho su trabajo como investigador.

Itachi, incrédulo, miraba con atención cada gesto facial y cada movimiento corporal de su madre. Notaba que este tema la estaba poniendo algo incómoda, pero aún necesitaba indagar más al respecto. Es que si Danzō iba a pretender formar parte de su familia tenía que saber exactamente con qué clase de persona están tratando.

ShiIta: Little Lies [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora