ShiIta: Little Lies [AU]

On your side

Sus párpados se abrieron muy lentamente dejando que sus ojos fueran acostumbrándose a la luz natural que ingresaba por la ventana de la habitación en la que se encontraba. Tenía que hacer un enorme esfuerzo para mantenerlos abiertos, se sentía como si hubiese sido drogado o algo por el estilo.

Al recobrar un poco sus sentidos y cuando intentó incorporarse notó que su mano –la cual aparentemente estaba conectada a un suero – era apresada por otras dos, en seguida miró en dirección al dueño de aquellas manos.

Era Shisui.

Sonrió muy levemente, aún si quiera tenía fuerzas para hacer expresiones faciales.

Al parecer su primo se había quedado dormido sentado mientras recargaba su cabeza entre sus brazos a la vez que se mantenía aferrado a su mano; seguramente llevaba muchas horas sin descansar como corresponde, pensó Itachi.

Entonces, cuando los efectos de los fármacos habían menguado lo suficiente, intentó hablar pero se le dificultó demasiado, cayendo en la cuenta de que debía ser por tener la garganta muy reseca. Automáticamente, buscó con la mirada algún vaso con agua pero no hallaba ninguno.

Intentó hacer otro esfuerzo para sentarse, lo cual resultó ser mala idea cuandonun quejido de dolor escapó de su boca al sentir una terrible punzada en uno de sus hombros.

—¿Ita? —su primo abrió los ojos al sentir movimiento sobre la camilla y en seguida alzó la vista, encontrándose con Itachi despierto. Su mirada se iluminó, estaba inmensamente feliz de ver que por fin había vuelto en si —. Déjame, te ayudo. No debes hacer demasiado esfuerzo —remarcó esto último con un tono de voz más firme, no quería que se hiciera más daño del que ya se había hecho.

—G-gracias —fue lo único que pudo pronunciar casi inaudible una vez que logró sentarse como hacía unos minutos había querido hacer. Shisui le había acomodado la almohada más arriba para que su espalda quedara apoyada en ella y así pudiera estar más cómodo.

—¿Cómo te sientes? —le corrió un mechón poniéndolo detrás de su oreja y contempló cada rasgo del rostro de su primo, como si buscara algún indicio de dolor. Si hay algo que odiaba era ver a Itachi sufrir, eso le destroza el alma.

Por otro lado, se sentía sumamente culpable. Se había estado recriminando toda la noche el haber dejado que Itachi se fuera solo en busca de aquellos criminales, sin ningún tipo de apoyo táctico, terminando por salir herido y consecuentemente internado en aquel hospital. Itachi es lo más importante para él, no imagina una vida sin su amado primo.

—Yo...—cuando quiso hablar nuevamente comenzó a toser, y Shisui rápidamente buscó el vaso con agua que habían dejado las enfermeras un par de horas atrás, el cual yacía apoyado sobre una mesita justo detrás suyo donde Itachi no había alcanzado a ver.

—Ten —se lo extendió manteniendo una cálida sonrisa en su rostro y el otro, muy agradecido, bebió el agua como si fuera lo último en su vida que fuera consumir. Fue ahí que se dio cuenta de cuan sediento estaba, el agua parecía incluso raspar su garganta.

—¿Quieres que te traiga más? —ofreció con gran amabilidad, la cual siempre caracterizaba al mayor de los dos.

Itachi negó con la cabeza dejando el vaso a un lado, quería hablar con él, necesitaba que su primo se quedars a su lado.

—¿Qué pasó con la misión? ¿Atraparon a los criminales? —lo miró con la esperanza de saber que todo había resultado exitosamente bien pero por la forma en que Shisui desvió la vista hacia otro lado, supo que no era así.

Habían fallado.

—Entonces los de Raíz lograron escapar...—concluyó en un hilo de voz. Sentía tanta frustración y a su vez tanto coraje, que se odió a sí mismo por no haber podido atrapar a los generadores de su desgracia familiar. Si él, que había pasado gran parte de su vida entrenándose para poder hacerle frente a cualquier situación que involucrara a esos desgraciados, había fracasado...entonces no había muchas esperanzas de poder hacerle justicia a la muerte de su padre. Esos sujetos siempre iban a quedar impunes si las cosas continuaban así.