Todo esto se siente incorrecto.
Hay algo erróneo en la forma en la que Kim Wooshik se desenvuelve conmigo cerca. Hay algo que esconde debajo de esa capa de serenidad que controla su expresión facial... Me hace sentir acorralado que se muestre tan impasible.
Desde que llegamos a su enorme oficina, él no me ha dado ningún motivo para sentirme incómodo. Pero estoy aterrado, completamente horrorizado.
A la espera de que el doctor hable de una vez por todas, mis ojos tímidos recorren la estancia prolija y limpia en la que me encuentro; el despacho es de un tamaño normal y acorde para una sola persona, hay algunas ventanas con cortinas grises y también enormes libreros repletos de libros de medicina. Su título universitario se encuentra en la pared blanca central, justo encima de su cabeza.
Mi mente ansiosa me grita que debo huir, porque está convencida de que él va a hacerme daño. Pero mi cerebro, que aún se mantiene razonable y en sus casillas, trata de convencerme con que el aclamado cirujano no tiene esa finalidad. No tiene motivos concretos.
Su secretaria, una señora de unos treinta y tantos, se abre paso a la oficina luego de anunciar su presencia con dos golpecitos en la puerta. Se acerca al escritorio con una bandeja y vierte café caliente en dos pequeñas tazas.
—Gracias —le murmuro con timidez y ella me dedica una gentil sonrisa en respuesta.
—Gracias, Lee —Wooshik agrega justo antes de mirarme—. Adelante, hijo, no te cohíbas.
Trago saliva mientras observo la taza de café. Las náuseas provocadas por la inestabilidad de mis nervios alterados conllevan a que una arcada se construya en mi garganta y me impida degustar la bebida caliente. No puedo apartar las manos de mis rodillas.
—Solamente quiero entender la razón de esta reunión imprevista, doctor Kim —me las ingenio para sonar seguro y relajado cuando lo encaro.
Él se toma su tiempo para contestar y se dedica a revolver pacientemente el café.
—Creo que usted y yo sabemos el motivo a la perfección, joven —habla, y suena como si diera por hecho que yo sé por qué estoy aquí—. Ahora, si me permite, solo me apetece hacerle una pregunta.
—Dígame, por favor.
— ¿Cuánto quiere?
La pregunta del doctor me saca de balance por completo.
— ¿Perdón? —Cuestiono, atónito y desorientado en partes iguales.
— ¿Cuánto dinero quiere para mantenerse alejado de Jiwon? —Suelta con pesadez, como si mi confusión le molestase más que nada en el mundo—. Y, ¿en qué moneda lo quiere?
—Perdón, pero no... No comprendo —mi ceño se frunce en señal de desequilibrio absoluto.
Con aire indiferente y una tranquilidad que me inquieta, Wooshik abre el cajón de su escritorio para rebuscar dentro del mismo hasta dar con una carpeta negra que desliza y deja justo frente a mí. Lo miro con una expresión más que perdida y él me da un asentimiento con la cabeza.
«Por favor, no, no, no... »
Muy a mi pesar, tomo el archivo.
Una vez que abro el documento que me otorga para revisarlo, mi corazón comienza a latir con fuerza contra mis costillas y mi mandíbula se aprieta intensamente. Vacilo entre el ahogamiento y el alivio al mismo tiempo.
Esto no puede estar pasando. Quiero convencerme de que, en cualquier momento, voy a despertar exaltado. Voy a abrir los ojos y esto solo será otra pesadilla más.
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TENDENCIA + TORPEZA | KTH+JJK.
FanfictionEn donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Taehyung está harto de su torpe asistente.