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Problemas, problemas y más problemas pasaban por la mente del joven de cabellos oscuros. No eran con el mismo, ni con su "familia", era de ese pequeño niño que hace días y días que no venía a las clases presenciales.

Pensó que por venir, al fin su curso estaría completo y podrían, ya, prepararse para el último año que les estaba por quedar.

—Seonghwa, olvídate del chico rubio del otro día.—Comentaba el chico de cabellos rojos, Jongho.—El estará bien, ya vendrá a clases.

Park podía ser un tanto confuso. El demostraba mediante actos y expresiones la alegría y energía que daba cada día; y al otro día el estaba metido en su cabeza lleno de pensamientos que no podrían, ni sus amigos, entenderlo completamente. El luego volvía a su mismo estado de siempre.

Nadie se daba cuenta de esos actos, solo sus amigos cercanos; y ahora podían notar como, no un día, sino ya el quinto en donde su mente estaba pensando en solo ese pequeño chiquillo que había solo aparecido un día en su vida.

Si eramos sinceros, desde siempre Seonghwa se preocupaba por Yeosang. El que no asistiera a clases, le parecía un tanto extraño ya de por sí. Sus profesores y profesoras siempre decían que estaba enfermo y no podía asistir; pero, si estaba enfermo, ¿por qué asistió el otro día a clases?

No entendía y quería saber que sucedía con él y ayudarlo.

—Park Seonghwa.—Exclamó el pequeño de cabellos oscuros, Hongjoong. Su tono era serio pero a la vez algo preocupado por el grandulón de su amigo.—¡Seonghwa!—Estaba harto.

Sin emabrgo, el chico solo contestó con sonidos pequeños que daba a entender que lo estaba escuchando. Los dos de sus amigos dieron un suspiro, estaban agotados de que tengan a este preocupado joven.

—¿Qué sucede con el niño?—Mencionó Jongho preocupado.

Ahora era Seonghwa el que suspiraba cansado.—Me preocupa...Me preocupa que no aparezca. El no está enfermo, le pasa algo, lo sé, lo presiento.—Una mueca se formó en la cara de los dos chicos frente a él, algo que claramente, notó.—¡No me miren así, estúpidos! ¡Saben que tengo razón!

—Digamos que sí.—Ahora una mueca aparecía en el rostro de Park.—Los dos pensabamos que había fallecidos pero no accedían a decirnos, pero el otro día que apareció, nos sorprendimos. No solo nosotros, todo el curso. La mayoría pensaba lo mismo que nosotros.

No podía negar a eso. El jamás llegó a pensar eso, pero siempre se le hacía raro que no viniera con ellos.

Yeosang nunca había aparecido desde que comenzó su ante último año en la secundaria, hace exactamente cuatro meses. Que haya aparecido hace una semana, era sorprendente para todos.

Cada cosa que alguien podía nombrar de Kang, Seonghwa escuchaba atentamente, hasta lo que sus amigos pensaban; hasta que nuevamente se quedó perdido en sus pensamientos.

Jongho y Hongjoong se rindieron al hablarle, hasta que el pelirrojo expresó algunas palabras.—No te vamos a detener si quieres saber que pasa, le harías un favor al grado y a vos mismo. Pero no estés tan metido en tus pensamientos. No sabemos como tratarte.

Las palabras de su amigo las había escuchado claramente, tanto que se había frustrado por ellas. No sabía porqué, solo se había frustrado.

No había cambiado tanto, el pensaba que solo pasaron unos dos días aproximadamente de su cambio actitud repentino, pero realmente era toda esa semana que llevaba consigo dentro de un lugar que no fuera su escuela.

Nunca se había preocupado tanto por una persona y no lo entendía.

Hasta que subía al techo de su casa, el lugar donde sus problemas escapaban por completo; donde hablaba en voz alta el solo, nadie lo escuchaba y se alegraba por eso, ni su propia familia. Tampoco importaba mucho esos seres humanos.

Esa noche había llevado una pequeña manta para cubrirse y unas frituras sacadas de un almacén que había comprado volviendo a su casa.

Esa noche era la luna y él, como siempre.

—¿Sabes que no entiendo? Porqué se preocupan tanto por mi. Muestro mis mejores energías diarias y aún así esos dos tontos se preocupan.—Una de esas frituras se las metió en su boca de alguna forma apresurada, como si estuviera frustrado.—Es que me caen mal, no literalmente pero, ¡¿cómo me conocen tan bien?! Apenas yo me conozco a mi mismo y ellos me conocen mil veces más.

Quedó un momento en silencio solo escuchando la brisa que daba y al crujido del contenido del paquete que obtenía.

—¿Sabes tampoco que no entiendo? Porqué el rubio no aparece. ¿En serio estará enfermo? ¿Con tubos, internado en su casa, colocando remedios entre sus venas, y mucho más? ¿De ese tipo? ¿De que estará enfermo?—Su vista ahora se enfocaba en la brillante luna frente a él.—Yo se que no está enfermo completamente. El está bien, pero no de una excelente forma, digamos que un poco. Aquel nerviosismo al tratar de hablar frente a todos no es normal, parecía como si se desmayara.

Silencio, silencio y mucho más silencio. El mismo sonido de antes seguía permaneciendo. Hasta que su rostro de formo en uno frustrado y enojando, apretando fuertemente con el inocente paquete de frituras amarillas en sus manos, decidiendo gritar de una vez por todas en medio de la noche.

—¡¿Por qué todo es tan complicado y no puedo resolverlo?!

Pensaba que nadie lo escucharía, aunque el vecino que convivía frente a su casa, no podía compartir el mismo pensamiento.

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Perdón por tardar!
Gracias por leer! Se les quiere.
—hwanista (Azul).

𓍯roof (じゆッ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora