Capítulo 1: Un destino diferente

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Maléfica descansa, dolorida, aún con el dolor del reciente parto haciendo estragos en su cuerpo. La puerta chirriante de su habitación es abierta, por ella entra el hombre que usó para su beneficio y el cual lleva en brazos una bola de lo que seguramente es su bebé, cubierta en una sábana desgastada.

Al verlo frunce los labios. No quiere ser molestada.

一No has querido ver a tu hija一es lo primero que dice el Dios. Maléfica rueda los ojos.

一Largo, Hades.

Hades no obedece. Avanza un par de pasos.

一Heredó tu cabello morado. ¡Es demasiado pequeña! 一Exclama el hombre de cabellos azules一. Mira. Aún no sé el color de sus ojos pero no dudo que sean verdes… como los tuyos.

Maléfica rechaza a la bebé que el Dios del inframundo le ofrece cuando intenta acercarse más a la cama donde descansa.

Hades hace una mueca. Desde que Maléfica dio a luz, de inmediato notó que ella quería estar lo más lejos posible de la bebé.

一Es tu hija. Muestra más instinto maternal, Maléfica 一recrimina Hades, meciendo sus brazos cuando la pequeña bebé comienza a llorar一. Ella no tiene la culpa de la amargura que hay en tu corazón. ¿Verdad que no, pequeña? 一murmura acariciando la regordeta mejilla de su descendiente. Sonríe un poco, pero la sonrisa se desvanece nuevamente cuando mira a Maléfica.

La niña se calma momentos después, Hades no puede creer que tenga entre sus brazos a un ser tan pequeño y diminuto que él mismo ayudó a traer a ese mundo.

Un mundo limitado que definitivamente estaba lleno de cosas no muy buenas. Donde había gente que no era buena, donde estaba lo peor de lo peor.

La Isla de los Perdidos no es lugar para un bebé, menos para su hija.

Su hija debería tener una vida cómoda, llena de lujo, llena de todo lo que ella merece. Quizás en el Inframundo, quizás en el mundo mortal, pero no en ese lugar.

一No le hemos dado nombre aún.

一Llevará mi nombre一 sentencia la antigua Emperatriz del Mal, mirando por primera vez con atención a la niña一. Ella me sacara de aquí algún día. Dámela—exige, pensándolo mejor, si queriendo sostenerla.

Hades duda mucho en darle a la pequeña Mal. Los ojos de Maléfica parecen querer
asesinarlo. Sí, él era el padre que ella eligió para Mal, pero eso no significaba que quisiera que se comportara como un buen padre. Ella ni siquiera esperó a que pasara con ella todo el proceso del embarazo, no le interesó en lo absoluto, pero lo hizo. El muy maldito estuvo, y está ahí, todavía.

Maléfica lo juzgo mal, ya lo veía claro.

一No.

一 ¿Qué has dicho?

一 ¿Crees que no sé tu plan? ¡Me vas a desterrar apenas te dé a mi hija! Grimhilde se lo dijo a Jafar一gruñe Hades con rencor, acercando a la bebé a su pecho, rodeandola protector entre sus brazos.

Ahora no dejaría que la abrazara.

一Dame a mi hija, imbécil. Ella está destinada a sacarme de aquí. Ese es el propósito de su nacimiento.

Hades sonríe a boca cerrada. No creía lo cruda e interesada que es. Le sorprende que aquello le sorprenda, irónicamente.

一Creí que ser madre ablandaría tu corazón一comienza a retroceder de espaldas. No, no dejaría a su hija con esa mujer.

一Dame a mi hija… 一repite incorporándose un poco de la cama al ver que se aleja con la niña一 ¡Ahora!

Hades baja la mirada a su descendiente, de nombre Mal, cuyos ojos verdes apenas abiertos lo miran a él. Su inocencia, esa luz, esa pureza de su alma que solo los bebés poseían al no tener maldad… Sólo eso bastó para que decidiera alejarla del manto de Maléfica.

Under Daddy's Rules ¦ Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora