Primera vez en el infierno.

Momento a solas

Alastor estaba bastante cansado dejándose caer en la silla de su escritorio colocando la cabeza hacia atrás y suspirando mirando su lista de tareas por hacer mañana y los siguientes días, estaba tenso pero sentía que estaba logrando algo o al menos eso intentaba si Vaggie dejará de estar encerrada en su habitación e intentara hablar pero mientras estuviera en su habitación estaba lejos de problemas.

Suspiro dejando caer su sonrisa solo por una pulgada volviéndose esa línea curva que se notaba bastante tensa, alguien abrió la puerta cerrándola tres de si, para que Alastor le mirara y recuperara su sonrisa.

–Te ves como la mierda. –Habló Ángel caminando hasta llegar a su lado –

–Sí, bueno, Mon ange. Creo que me siento igual. –Menciono observando como Ángel se sentaba en su escritorio, la araña lucia tranquila lejos de la amarga mueca que usualmente suele llevar –

–Quieres ¿Qué te ayude con tu tensión? –pregunto con una sonrisa en sus labios esa que solo veía Alastor y que aunque no lo admitiera egoístamente le gustaba que solo fuera para él –

– ¿Qué sugieres? –pregunto entrando en el juego de Ángel mientras la araña con un par de brazos comenzaba a acariciar su cabello, donde aparecieron sus orejas y astas, Ángel sonrió esto solía pasar cuando Alastor se encontraba muy emocionado por la masacre, excitado o momentos de relativa calma no significa que entraría en modo demoniaco pero era lindo verlo así y sus orejas eran muy suaves y mullidas –

–Un masaje ¿te parece lo suficientemente bueno? –Susurro, Alastor asintió sintiendo las caricias en su cabello y los otros pares de brazos masajeando sus hombros, cerró los ojos y suspiro relajándose en el toque de Ángel quien comenzó a reír observando que la cola de ciervo de su novio también apareció y se estaba meneando con alegría –Perece que alguien está muy feliz.

–Mon amour yo siempre soy feliz cuando estás a mi lado.

Aquellas palabras hicieron sonrojar a Ángel posiblemente hayan estado juntos por setenta años o quizás más pero no existía un maldito día en que se sintiera acostumbrado para las palabras cariñosas que le regalaba su amante; novio se corrigió, Alastor era mucho más que un amante de una noche era su pareja en toda la ley que pudiera existir en el infierno claro. Sonrió más sintiendo ese cosquilleo que solo sentía cuando era adulado por Alastor y beso sus labios un suave sonido de estática el cual así parecía un ligero ronroneo se escuchó mientras Alastor lo atraía más hacia él haciendo que se sentara sobre él, se separaron del beso para que Alastor suspirara colocando su rostro en la pelusa del pecho de Ángel la araña se estremeció sintiendo la respiración en una parte tan sensible de su pelaje mientras las manos de Alastor acariciaban su cuerpo.

–Veo que alguien está sumamente animado hoy ¿uh?

–Oh, Darling eres la felicidad pura inyectada en mi sistema –Pronunció para besarle –

Era su momento a solas su momento de "cariñitos" donde podían estar tranquilos lejos de los problemas del hotel, lejos de todo el caos del infierno y la realidad misma este momento era suyo y podían aprovecharlo cuanto quisieran.

Ángel gimoteo sus brazos superiores aferrados al escritorio de Alastor sus brazos inferiores levantabas sus piernas sus caderas fuertemente sujetadas por las manos de Alastor quien parecía un poco descontrolados con sus asta ramificándose.

A Ángel le encantaba tener este control sobre Alastor sobre alguien que era sumamente poderoso pero que siempre lo guardaba para sí mismo, le encantaba poder sacar esa parte que era tan letal y sabía que no lo lastimaría porque lo amaba, Ángel gimió más fuerte con la poderosa embestida para observar como la mano derecha de Alastor se aferraba a la suya ambos estaba cerca, con una última poderosa embestida ambos se alcanzaron el clímax, Alastor se posó lentamente en su pecho intentado recular su respiración y no pincharle con sus astas mientras su aspecto volvía lentamente a la normalidad.

–Oh –Ambos escucharon para que se hicieran un silencio absoluto en la habitación y tanto Ángel como Alastor miraron rápidamente hacia la puerta que se encontraba entreabierta y por donde se asomaba el ojo bueno de Vaggie –Ups –Y salió corriendo soltando una gran carcajada –

– ¡Vagatha! –Exclamo Alastor rojo de la vergüenza ¿Y Ángel? La experiencia era inverosímil y solamente se echó a reír, cielos realmente Vaggie había dado tanto y tanto hasta que los cacho en uno de sus momentos –

Ángel tenía que admitirlo la polilla tenia determinación luego de esto estaba seguro que le iba a gritar pero por ahora solamente se reiría de la vergüenza de Alastor.