Devil Side

Capítulo 2

La chica desaparecida.

Ayla.

Un cuchillo se clava en mi pierna.

¿En serio?

Saco el cuchillo con una mueca de dolor y miro la sangre salir de mi pierna. Sería más fácil curarme si pudiera cambiar a mi forma natural de sirena. Y por supuesto me ayudaría mucho más a escapar, pero como la vida me odia no hay ningún mar cerca.

Maldita vida yo también te odio, para que lo sepas.

Paso mi mirada por el bosque buscando a la persona que lo tiró, porque que yo sepa todavía nuestra generación no está tan avanzada como para que los cuchillos se controlen solos

—Vampiros, siempre deseando ver sangre —mascullo y miro al responsable de mi tortura.

El hombre se acerca a mí, lame su labio inferior deseoso al ver mi sangre. Ruedo los ojos con fastidio.

—Sirenas, siempre creyendo que por ser bonitas pueden ser más fuertes que los hombres.

Mierda, me tocó un vampiro machista. ¡Gracias, vida! ¡Tú siempre mandándome lo mejor!

—Estás en el territorio de vampiros Fodem —avisa.

Doble mierda, he roto las reglas de no invadir territorios. ¡Gracias vida, siempre queriendo ayudarme!

En este momento no me sorprendería si aparece un dragón y me arranca la cabeza.

¿Lo peor de la situación? Estos imbéciles creen que estar en su territorio es justificación para drenar nuestra sangre y la verdad me gustaría conservar mi sangre.

¡Pero por supuesto que a la vida no le importa!

¿Sabes, vida? A veces creo que tienes un problema personal conmigo. Necesitas parar, en serio, ya me tienes harta.

Como si no fuera suficiente tener que estar huyendo de un secuestrador enmascarado.

¿Ya notan lo mucho que la vida me odia? Es importante, recuérdenlo.

Si no calculo mal, llevo dos años secuestrada por él, todo por querer investigar las muertes sospechosas en el pueblo Lope. Si lo sé, las buenas decisiones no son lo mío.

Se suponía que era mi deber. La gente moría y yo como futura gobernante debía empezar a tomar riendas en el asunto, así que lo hice. Y ya ven como la vida me lo paga.

La vida siempre termina pagándole mal a las mejores personas.

Dejando a la vida en paz, no vaya a ser que por estar nombrándola tanto me mande algo más para torturarme, miro al vampiro.

El hombre se acerca demasiado, su mirada pasa de la sangre de mi pierna a mis labios y luego a mis ojos cafés. Su mano pasa por mi largo cabello negro. Tenso mi mandíbula, detesto cuando invaden mi espacio personal.

—¿Sabes, niña? Eres muy linda —su mano toca mi mejilla—. Apuesto que sabes deliciosa.

Ugh, asco. En este momento me encantaría poder usar toda mi fuerza, pero estoy tan débil, sin embargo, soy de las que luchan hasta más no poder. Siempre he sido una luchadora y mi deseo de sobrevivir me impide no pelear.

Tomo su brazo rápidamente y lo doblo, él suelta un quejido, pero no le toma mucho tiempo lograr soltarse, me lanza contra un árbol viéndome con furia.

—Me molesta que las chicas como tú crean que pueden ser más fuertes —gruñe—. Eres débil, asúmelo, niña.

Este compa' ya está muerto nada más no le han avisado.