1

2K 177 168
                                    

El dolor de su cuerpo había prácticamente desaparecido y se sentía casi del todo recuperado. Al menos, esa era la sensación que tenía el portador del prodigio de la destrucción.

Escuchó un murmullo de fondo, hecho por el cual fue poco a poco abriendo los párpados. Encontrándose algo desorientado al escudriñar la estancia en la que se hallaba; una habitación de decoración lúgubre, aunque de gusto refinado.

Reposaba tendido sobre un mullido y amplio lecho, con el torso descubierto y una venda cubriendo su abdomen.

Al percatarse de la situación, la incertidumbre lo embargó. Tratando incorporarse, con una mueca de dolor dibujándose en su rostro, cuando trató hacer un sobreesfuerzo. Inspeccionando el lugar con la mirada.

«¿Dónde demonios estoy...?»

Alzó la mano y dio las gracias de aún llevar su prodigio, igual alarmándose al imaginar el peor de los escenarios.

—Hasta que despiertas...

Adrien se exaltó, dirigiendo el foco de sus luceros hacia la puerta; donde aquella atractiva joven que había visto antes de caer en la inconsciencia, lo contemplaba con una sonrisa ladina y una pose chulesca.

—Ladybug... —Nombró en un susurro, tragando grueso al sentirse expuesto a ojos de quien parecía su compañera de batallas—. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué es...?

—¿De nuevo con lo mismo? —Lo interrumpió la enmascarada, aproximándose al aturdido zagal—. No sé quién sea esa chica con la que me confundes, pero te equivocas.

Él la estudió en silencio, no comprendiendo ni la mitad de lo que acontecía.

—Por cierto... —Prosiguió la muchacha, suprimiendo la distancia con el rubio para verlo de cerca—. ¿Qué ha pasado con tu traje de gato negro...? —Curioseó extrañada—. No he conseguido encontrar tu gema, así que... ¿Deduzco que usaste algún tipo de poder desconocido?

—¿Gema...? —Titubeó hecho un embrollo—. ¿De qué gema hablas? Y... ¿Por qué tienes ese aspecto, My Lady?

La sonrisa que esbozó la fémina provocó en Adrien un escalofrío. No en el mal sentido de la palabra, pero tampoco lo dejaba tranquilo.

—Y vuelves a llamarme así... —Murmuró en un tono meloso, sosteniendo con el dedo índice su mentón—. Realmente, despiertas mi curiosidad... —Se humedeció los labios, recortando más los centímetros que la separaban de su boca—. Mucho...

Sus respiraciones se mezclaban de tal manera que a Adrien se le hacía casi imposible resistir la tentación. Perdiéndose en los hipnotizantes zafiros de aquella dama oscura.

—¿Qué estás haciendo...?

Una voz fría, pero al mismo tiempo suave, rompió la atmósfera entre el civil y la azabache; quienes enfocaron su punto de mira en un chico de antifaz, enfundado en una vestimenta felina de color blanco.

Su mirada era glacial y la sonrisa de sus labios era algo a tener en cuidado. Dejando al portador del prodigio de la destrucción con el rostro desencajado.

—Nada del otro mundo, solo... ¿Investigo? —Ella fue hacia el gatuno, deteniéndose justo al quedar enfrente, para así rodear su cuello con los brazos—. Ya te dije que se me hacía interesante... Gatito.

Aquello le sonsacó una sonrisa al muchacho, mientras que, por contrapartida, el civil contemplaba la escena con miles de dudas multiplicándose en su cabeza.

No cabía duda de que aquella chica era su Lady, por lo menos en apariencia. Sin embargo, su actitud no encajaba con la de la heroína que conocía, al igual que aquel extraño individuo que la merodeaba, era un enigma para el blondo.

[+18]Chat Blanc & Miss Fortune .          The Other Side.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora