Los secretos de la Prinzessin (Fischl x Oz - Genshin Impact)

Cambios en la Oscuridad

Cosas que con seguridad sabía que eran recuerdos estaban pasando frente a sus ojos, su infancia, sus padres, y aunque no podía escuchar sus voces podía saber perfectamente lo que estaban diciendo ya que recordaba al detalle ese preciso instante más de lo que quisiera.

La imagen de sus recuerdos lentamente fue desvaneciéndose al mismo tiempo que recuperaba la conciencia.

No fue hasta que estuvo segura de estar viva que abrió sus ojos, parecía que estaba en su habitación, aunque se encontraba un poco desorientada todavía podía distinguir las decoraciones que habían sobre ella y las cortinas con estampados de cuervos que habían a un lado de su cama.

"¡Por fin despertó señorita!" dijo una voz exaltada a su lado, sonaba como Oz, pero tenía un tono menos grave y el ligero eco que acompañaba siempre su voz no se encontraba.

"¿Oz?" dijo todavía incapaz de formar sus oraciones extrañas.

"Sí, señorita" dijo quien sabía ahora por confirmación que era Oz.

Fischl volteó lentamente su cabeza pues todavía se encontraba un poco mareada.

"Señorita, puede que sea mejor que no vuelva ver en esta dirección" dijo Oz con un tono algo preocupado.

Fischl había estado recordando lentamente lo que había ocurrido y de repente llegó a su mente el recuerdo del momento antes de que el Hipostasis los atacara. En ese momento ignoró completamente que aún se encontraba desorientada y se sentó rápidamente en su cama antes de terminar de voltear su rostro y preguntar.

"¡¿Oz estás bien!?" dijo con un rostro de preocupación que lentamente se tornó en uno de sorpresa y confusión.

Lo que estaba a su lado en definitiva no se parecía a Oz, era una persona aparentemente apenas entrado en sus 20's, con ojos puntiagudos que brillaban ligeramente en un tono morado algo claro. Su cabello con un adorno de pluma en el era tan negro que lograba resaltar con el tapiz de las paredes que se veía incluso claro en comparación, tenía un flequillo que pasaba cuidadosamente al lado de uno de sus ojos y en las puntas de todo su cabello parpadeaban destellos morados más oscuros que el de sus ojos y que estaban sincronizados con su respiración. Él llevaba un traje adornado con el mismo esquema de colores que solamente resaltaba el aire maduro que desprendía, en general era hipnotizante mirarlo.

Fueron un par de segundos de confunsión antes de inquirir en la cuestión obvia.

"Quién eres plebeyo, identifícate" dijo ahora con completa capacidad para decir sus extrañezas.

"Soy su familiar, Oz, señorita" respondió nuevamente con su voz extrañamente parecida a la de Oz.

"Mi familiar, Ozvaldo von Hrafnavines, es un cuervo de la noche, no un mortal" dijo Fischl, quién a pesar de notar ciertas similitudes en apariencia y comportamiento, seguía sin creer en que este extraño humano fuera Oz.

Inmediatamente luego de que Fischl dijera esto, la persona que trataba de hacerse pasar por Oz levantó su mano y con rayos convocó la figura de la constelación de Corvus, esto haciendo que la visión de Fischl brillara, no entendía perfectamente que sucedía, pero sabía que nadie además de Oz y ella podrían algo así.

A pesar de que aún rondaba cierta incredulidad sobre esto en su cabeza, la confusión todavía lograba hacer estragos en ella y no acabó de cuestionar más la veracidad de todo lo que estaba escuchando.

"Pero ¿Por qué tienes ese aspecto Oz?" preguntó con una frase relativamente simple para su vocabulario.

"Gracias a mi condición de criatura elemental, el daño que el Hipostasis Electro logró hacer en mí fue reducido en gran medida. Por otra parte, recibir aquel golpe fue suficiente para noquear a la señorita, y mientras trataba de encontrar una manera de llevarla lejos de ahí antes de que el Hipostasis atacara denuevo, tal vez las circunstancias de abundante energía elemental y pensando que sería la manera más conveniente en el momento, logré tomar la forma de un ser humano, a pesar de que en teoría sigo siendo una criatura elemental" esa fue la explicación de Oz a la situación, sonaba lo suficientemente convicente para persuadir a su señorita en ese estado, aunque no terminó de apaciguar las dudas que cargaba.