Capítulo 23

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¿Adivinen quien no ganó la apuesta?

Asi es. Su servidora aquí presente.

Tom resultó ser bastante intolerante al alcohol para suerte mía y terminó tan borracho como mi tío Waldo en navidad y con bebidas gratis.

En mi caso,resulte bastante fuerte de lo que alcohol respecta y aunque no llegue a tomar toda la copa había adquirido una cantidad considerable.

La chiquilla que estaba con él,terminó yéndose con Erick a los pocos minutos. Parecía ser una chica que sabía divertirse, Erick seguro la pasaría bien con su compañía.

Yo estaba con un borracho Tom apoyado en mi espalda, dirigiéndome al auto para empezar mi interrogatorio.

-Quién diría que pesarías tanto.--Dije irritada mientras trataba de abrir la puerta y trataba de mantenerlo parado.

Cuando por fin logre abrir la puerta del demonio, metí a Tom con cuidado en el asiento del copiloto. No estaba inconsciente así que logró ayudarme un poco en su descenso al asiento. Di la vuelta y entre de piloto, puse las llaves en su lugar y me prepare para volver a intentar no morir en la carretera.

-¿Va a secuestrarme señorita Parker?--Preguntó Tom al lado mío girando su cabeza hacia mí con una sonrisa.

-Algo así.--Contesté pícara.

Encendí el auto y empecé a tratar de salir de aquel lugar.

A pocos kilómetros del Bar había un motel para parejas. Necesitaba un lugar tranquilo para hacer mi cuestionario.

Iba bastante lento a decir verdad. Los autos me pitaban e insultaban pero yo prefería eso.

Lento. Pero seguro.

Llegamos al dichoso motel, estacione el auto y saque a Tom de su asiento. Lo bueno de los bocinasos y los insultos fue que mantuvieron a Tom despierto en el camino, despertando de un susto a cada grito que resivia.

-Hola. Queremos una habitación por favor.--Le pedí a la señora del mostrador que leía una revista con aburrimiento. Me observó de arriba a abajo con cansancio. Seguramente no éramos la única pareja de adolescentes surcando ese motel.

-Cuarto 15. No rompan nada.--Puso las llaves sobre el mostrador sin ganas para seguir con su lectura.

Tomé las llaves y empecé a caminar hacia el pasillo lleno de puertas de color café crema con números oxidados que alguna vez fueron dorados. Le daba unas palmaditas en la cara a Tom de vez en cuando para despertarlo y no caer ambos al suelo por su desequilibrio.

Abrí la puerta insertando la llave para al fin lanzar a Tom a la cama y poder descansar mis brazos cansados por llevarlo cargado tanto tiempo.

-Muy bien. Es hora de respuestas.--Dije al aire con la voz agitada por el "ejercicio".

-¿Donde estamos?--Preguntó Tom desorientado mientras ponía su mano sobre su cara, cubriéndose de la luz que emitía la lámpara del techo.

-En un motel.--Le respondí.--Ahora. Quiero que me digas ¿porqué me golpeaste cuando entre en tu casa? No estaba haciando nada malo ¡solo quería saber si estabas bien!--Mi furia y confusión salieron a flote haciendo que alzará mi voz mientras hablaba creando que Tom se tapara los oídos con una expresión de dolor. Inmediatamente deje de hablar. Esa no era la manera de empezar,debía hacer preguntas simples y en control.

Deje salir un suspiro para mantener el control.

-¿Porque me golpeaste Tom?--Pregunté finalmente. Al no obtener respuesta me acerque a él asustandome un poco al ver sus ojos bien abiertos y fijos en el techo.--¿Tom?--Lo llamé un poco preocupada.

El secreto de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora