Capitulo 3

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El sonido del océano era real, la mano de su mamá tomando su mano pequeña también lo era, pero el contexto no. Lucas la observaba desde la altura de un niño de no más de 8 años, con los ojos del mismo color que el mar. Su mama no sonreía, su mirada estaba perdida y él no sabía qué hacer. Pensaba que ella era así, pensaba que ella era misteriosa, pensante, inteligente y no lo que le dijeron, una mujer perdida, deprimida y sin emociones.

"¿Lucas?" Sus pestañas castañas se juntaron y entrelazaron como la mano de su mama y la suya. No quería soltarla como tampoco quería despertarse. "¿Lucas?" La voz era fuerte y de un hombre, movió su mano para atraer la frazada sobre su cabeza, dejando solo una parte de su rostro libre para respirar. "Hey, ¿Lucas? Se que estas despierto te vi moverte."

"No se quien sos andate."

"¿Así te defendes?" El chico, tenía una risa joven, se rió muy divertido y a la vez aliviado. "¿Y si tengo un arma?"

"¿Qué te vas a robar? ¿Muebles viejos?"

"No se, tenes muchas botellas de alcohol ahí, puedo ser un borracho en busca de alcohol y entro a las casas a robar y a acosar a chicos bonitos."

Lucas abrió sus ojos y observó a Eliott, el chico que le había hablado en el medio de la noche y dicho palabras no muy amables de su mamá.

"¿Qué?" Eliott lo observó como si buscara algo en sus ojos ¿Tenía algo acaso en el rostro? Tal vez la marca de la almohada. "¿Necesitas algo? No tengo azúcar."

"No, no es azúcar." Le contestó divertido. "Mi mama me dijo que ibas a venir a cenar así que hice la cena y... No viniste."

"¿Tu mama?" Lucas se fregó los ojos. "Esto es tan de pueblerinos."

"Si, pero no te preocupes te guarde un poco y te lo traje."

"Pero que felicidad!" Lucas extendió sus brazos y lo observó, Eliott estaba apoyado contra la pared observándole. "Te veo muy cómodo en la puerta de mi habitación. Es preocupante ¿Siempre sos así?"

"Ni sabes que hora es ¿No?" Lucas le contesta con una cara muy amigable de -no me interesa- lo que Eliott sonríe y con algo de pena mira por la ventana. "Esa luz naranja es el atardecer y la cena que te traje es de ayer ¿No te parece raro dormir tanto tiempo?"

"Eliott, no me interesa."

La mirada del joven se iluminó y sonrió al escuchar su nombre de la boca quien parecía ignorar al mundo y se despertaba con tanta amargura. "Te voy a calentar la comida. Hace de cuenta que soy tu acompañante terapéutico" Giró sobre sus talones y volvió a la cocina.

Lucas se quedó mirando el techo mientras escuchaba el ruido que estaba haciendo el muchacho que se metió en su casa como si nada, como si fuera suya. No estaba molesto por eso, no estaba enojado porque alguien se metiera en su vida, no le parecía raro que un chico que no conocía se metiera a cocinarle la cena. Le incomodaba no sentir esas cosas ¿Había perdido la capacidad de sentir interés?

"¿Lucas?"

"Que."

Eliott se asomo y lo observo por unos segundos. "¿No tenes gas?"

"No."

"Eso explica varias cosas..." Lucas levantó una ceja por el comentario y luego ya no estaba. Eliott había dejado la casa y eso trajo la paz de nuevo. Se dio vuelta en la cama y se reacomodo para volver a dormir.

Esta vez en el sueño su mama estaba en la cocina, la veía contenta y cantaba mientras cocinaba. El aroma era delicioso, una salsa muy especiada y le hizo estrujar el estómago de hambre. Se sintió más caliente y pateó la frazada hasta los pies. La habitación ya no estaba fría como el mar. La casa se sentía distinta. Hasta con más luz. Miro hacia la cocina y ahí parecía estar Eliott, cocinando aun. Tomó un pulóver enorme que tenía para ir hasta el baño y se lo colocó, se levantó y caminó mientras se acomodaba las pantuflas. Cuando se adentro en la cocina observó que la mesa estaba puesta para dos y que hasta había hecho ¿Jugo? para ambos. Lucas se dejó caer en la silla y esta crujió asustando a Eliott.

"Mierda, me asustaste." Soltó el joven que se giró exaltado.

"¿Cómo te asustas en una casa ajena porque el dueño se sienta en su cocina, en su silla?" Eliott parecía estar a punto de soltar una carcajada. "No se si sabias pero tu alegría tan... Notoria... Es muy molesta."

"Perdón es que... Pareces un señor muy grande de un asilo. Hasta con la cara de pocos amigos." Un comentario poco amable para Lucas, quien no quería hablar de amigos ni de señores ni de nada. El buzo era de su abuelo y lo admiraba muchísimo.

"Si bueno... ¿Y la comida?"

"Ya le sirvo anciano, cálmese." Lucas ignoró el comentario mientras se servía jugo en su vaso y en el de su acompañante, Eliott lo observó preguntándose si sabía que sus acciones no eran acordes a sus comentarios.

Lucas observó los canelones que tenía frente a él. Se veían tan deliciosos, esponjosos, y llenos de... ¿Amor? Se preguntó cuánto había estado Eliott parado haciendo la masa de los panqueques, el relleno y la salsa casera. Lucas levantó la mirada y vio que Eliott le estaba sonriendo. "Me estas empezando a asustar"

"Eso sería un gran avance. ¿Queres rezar o algo?" Preguntó con honestidad Eliott.

Lucas se rió incrédulo "¿Y pedir por que?"

"¿Pedir? No todo es pedir en la vida, a veces se puede, no se, agradecer..."

"Mmmm" Lucas apretó sus labios, no quería ofender a la persona que le había cocinado con tanto afecto sin siquiera conocerlo. El no tenía nada que agradecer ni pedir pero no quería ser como su padre. "Bueno déjame pensar" Eliott dejó caer sus párpados y apretó las pestañas pensando también en algo. "Agradezco que este ser tan extraño se haya metido a la fuerza en mi casa, me haya arreglado el gas y hecho una muy, aparentemente, deliciosa comida."

"Y ahora te podes bañar." Agrego Eliott.

"Y que ahora me pueda bañar." Dijo Lucas soltando una risa.

"Yo voy a agradecer eso y pedir por algo"

"¿Por qué?" Preguntó Lucas mientras agarraba los cubiertos y se acomodaba en la silla.

"Por verte sonreir mas seguido."

Lucas le observo, porque el universo le mandaba a este ser de tanta luz en este momento tan oscuro. Si lo hubiera conocido antes tal vez las cosas serían distintas. Tal vez quien sabe, seria su amigo o algo mas...

Algo más...

Lucas sintió que un frío le recorrió toda la espalda y le hizo erizar los pelos.

¿Podría ser?

"Eli ¿No hay queso rallado?" Pregunto.

"No Lulu, y si mal no recuerdo, no te gusta el queso"

"Si, ahora si me gusta."

Eliott le observó con sorpresa y luego tomó la bolsa que había traído, "Creo que mamá me puso por las dudas" tomó una bolsita y se la dejó al lado. Lucas la tomó con las manos frías repentinamente, pero por suerte no le temblaban. "¿Estas bien?" le pregunto con duda en la voz.

"Si, solo que... Recordé quien sos y estoy en conflicto interno."

"No pasa nada Lucas, come tranquilo. Lo podemos hablar otro día."

"Perdoname no quiero parecer una mierda." La culpa lo empezó a llenar, conocía a la perfección ese sentimiento. Pero era tan difícil, después de todo Eliott no era así de joven, Lucas era el triple de tamaño que él en ese momento y sus cabellos siempre estaban largos.

"No siento eso para nada Lucas, de verdad."

"Es que, te recordaba, no se..."

"¿Pequeño?" Dijo Eliott mientras comía una gran bocanada de canelón. "¿Con el pelo por los hombros?" Lucas soltó una carcajada por los nervios al recordar cómo adoraba que alguien fuera más pequeño que él. "Come, después hablamos."

Y eso hizo Lucas.

Por un momento se olvidó de todos los dramas y se concentró en comer sin hacer ruido; en olerse y darse cuenta que de verdad necesitaba bañarse y por primera vez desde que decidió huir al medio de la nada para encontrar paz con su madre.

Se sintió vivo.

El ƒarôDonde viven las historias. Descúbrelo ahora