Kurai Yume

Capítulo Tres ... Sueños Malditos.

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Este capítulo contiene violencia, tortura y violación explicita, por lo cual leer con precaución.

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"...Danzaba en círculos como de costumbres, disfrutando de la música, lo que más quiero lo que más respeto, supongo que nunca pondría mis manos asesinas sobre un músico.

¡Hum! No lo sé, soy inestable a la hora de tomar decisiones, soy de los que prefiere hacer las cosas al último momento, quizás sea por la adrenalina, pero una vez tomada la decisión no hay Dios ni fuerza alguna que pueda detenerme cuando hay algo que quiero.

Shukaku fue un idiota siempre pensando en su maldito hermano, se atrevía a mentirme a decir que me amaba, el muy idiota esperaba que yo le creyera, todo para que él tuviera un lugar para guarecerse de la fría soledad que le azotaba como látigo de espina.

El mundo no lo quería, no lo extrañaba, porque no era alguien necesario solo una basura algo desechable. Le hice un favor al mandarlo al otro mundo, con los ojos cercenados para que así ni en la muerte dejara de sentir el frío y la oscuridad que en todo su existencia experimentó, la fría soledad de no ser aceptado por nadie, no ser amado por quien amaba.

Eso se merecía por no quererme, deseo conocer a Gaara, según Kaku-Chan su hermanito era alguien muy peculiar, frío y poco comunicativo pero que escondía un gran fuego, quizás podría hacerlo hablar y descubrir esa pasión con mis tantos métodos persuasivos que tengo.

Ojala sea tan estrecho como lo era su hermano y tenga una voz de puta más afinada, pero no puedo acercarme a él todavía, seguramente la policía lo va a tener en la mira por un buen tiempo, pero eso es bueno porque no podrán proteger a los demás como el próximo.

Está muy buena mi próxima víctima, espero que el Dorado no lo tenga en la mira, sería una pena tener que pelear por la presa.

El mundo es un lugar tan pequeño y él brilla tanto que por supuesto llamará la atención de los segadores de vidas, espera pequeña Campanita que el Capitán Garfio pronto irá en tu búsqueda, lindo rubito de ojos azules.

Mientras tanto me divertiré.

La estridente risa desquiciada que suelto resuena en el lugar, me giro con un pequeño bisturí en la mano para sonreírle a mi rehén, una chica de lo más hermosa pero tan descerebrada como para coquetear con cualquier desconocido.

- Bueno, te daré a elegir, quieres ser como las putas de Whitechapel de mil ochocientos ochenta y ocho, no...no dulzura no me mires con esos ojos de corderito degollado, solo contéstame prefieres tener una muerte a lo Jack el destripador o quizás quieras algo estilo hostal con una sierra eléctrica — No puedo menos que reírme a carcajadas al escuchar su llantina quejumbrosa.

— No por favor no me hagas daño — Suplica entre sollozos. Lastimosamente para ti, sé lo que vendrá y tú gritaras: — Ayuda, ayuda – Los humanos en peligro son tan predecibles por lo mismo suelto algunas carcajadas — No me mates, haré lo que tú quieras pero no me mates —Ruega en desesperación, tratando inútilmente de atrasar lo inevitable.

Yo solo cierro mis ojos para disfrutar del placer que corroe en mi interior al sentirme poderoso casi como Dios, la dejo unos cuantos minutos más para que ella me ruegue, me suplique que no la mate. Reconozco que vibro de placer al escuchar sus ruegos, para ella ahora soy Dios, tengo su vida en mis manos y puedo hacer lo que quiera con ella. Todo es en vano no hay palabra ni mirada y menos llanto que me pueda hacer cambiar de opinión en el momento en que vio mi rostro se encontró con el Dios de la muerte.