2. ♡

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¿Como cuando el chico que te parece raramente extraño e inalcanzable por casualidad pasa por tu lado o roza levemente tu brazo al caminar? Bueno, así me sentía ahora. Era como si muchos (pequeños) fuegos artificiales comenzaran a detonar poco a poco en mi interior. Esto me estaba poniendo nervioso, estaba aplastando la pizza ahora que me doy cuenta.

-Listo, Manu... Manuel. -sonrío...- Debes tener cuidado, he tenido muchos accidentes por andar así, y la verdad alguien tan lindo como tu no debería tener alguna herida por algo tan tonto y descuidado. -mostró el dinero que le dí levantando la mano para a continuación devolvermelo. No quería saber de que manera lo estaba viendo ahora, con cara de idiota. Pero es que, se veía muy tranquilo el muy desgraciado, idiota, estúpido... Imbécil que comenzaba a acariciar mi cabello y estaba acercándose cada vez más a mi rostro. Sus labios... Aunque no los podía ver bien por esa barba que tenía, ahora que estamos tan cerca... Se ven tan suaves. Me pregunto sí...

-¡VAY A PARAR LA WEA O NO CONCHATUMARE! -¿Qué? Pero si no hice nada. ¿Que se cree este weon? E-esperen... El en ningún momento movió sus labios. Lo sé, los estaba mirando. ¿Pero que fué eso? Ví que el Edgar se separaba con lentitud de mí, pude notar un leve sonrojo en sus mejillas. Tomó lo que parecía ser un walkie-talkie.

-¿Jaime? ¿Weon, qué pasó?

-¿Qué pasó? Edgar por la chucha te mandé hace media hora a hacer la cagá de entrega weon. ¿Estay haciendo la plata a caso? ¡CUANTAS VECES TE HE DICHO QUE ACÁ NO PODÍ FUMAR ESA WEA, BESTIA CULIAO, APAGA LA WEA!

-Pero sí es un poquito, aweonao. Vo' no andabai' entregando cajas a tanto weon se le pare la raja po.

-Conchesumare... Es tú pega, saco wea. EDGAR, PODÍ APURARTE. TE TENGO 4 ENTREGAS WEON. 4 CONCHETUMARE, APURA LA WEA. ESTE OTRO CULIAO NI PA ESO SIRVE WEON.

-Oye rojo culiao, relaja el colón.

-CÁLLATE, MARICON. ¿SABÍ COMO SOY O NO? ¿SABÍ? Gracias por su compra, vuelva pronto. ¡BESTIA TENÍ QUE IR A LAS CONDES A ENTREGAR! ¿COMO QUE NO, MARACO CULIAO? ¡PARTISTE! ¿OYE EDGAR? ¿PODI APURARTE?

No sé en que momento el Edgar comenzó a sonreír mientras escuchaba aquella pelea sin razón. Porque eso es lo que parecía. A la mitad del regaño, Edgar me miró fijamente sin dejar de sonreír y tomó mi mano justo cuando aquella irritante voz paró su soliloquio. A todo esto... ¿Quién chucha es el Bestia? Porque recuerdo haber escuchado esa voz en una que otra entrega que había ordenado. Me parece familiar, y es extraño que no haya visto al Edgar antes...

-Entonces... ¿Cuál es tú respuesta? -seguía tocando mi mano con leves movimientos sobre ella...

-Yo... Yo no creo que sea una buena idea. Además tu te ves demasiado joven, esto... Estamos confundidos, gracias por atar mis zapatillas, gracias por la pizza, Edgar. Eh... Debo, debo comer. -MIERDA, ESTE TIPO ME PONE NERVIOSO. NO ME WEBEEN, NO SABÍA QUE DECIR.

-Oh... ¿Y qué? Tú también eres joven. A ver ¿Cuántos años tienes, Manu?

No me digas así... Sobre todo no mientras sonríes de esa manera... Bajé la mirada, decir mi edad siempre me ponía nervioso. Ya que nunca me creían, tendré que mostrarle mi carnet ahora.

-T-tengo 30...

-¡¿QUÉ?! ¿COMO PUEDES TENER 30, MANU WEON?! TU CARA ES MUY INFANTIL, HASTA CREI QUE ERAI MAS CHICO. -Mierda... Esto se volvió más incómodo de lo que creí. Le extendí mi carnet y comenzó a reír de una manera realmente contagiosa. De pronto sentí que levantaba mi rostro mirándome fijamente. -Yo tengo 23 años... Pero pareciera que cada vez envejezco más en apariencia. Pero tú... Estás cada vez mejor por lo que veo... -se mordió el labio el muy hijo de puta...- ¿Podrías darme tu número? No me hagas rogarte más, por favor. Siento unas enormes ganas de besarte hasta quedar inconsciente...

-¡TE VOY A DESPEDIR CONCHETUMARE! ¿OYE EDGAR, QUE WEA TE PASA? ¿TE PAGO PA QUE TE RETRASES A CASO, CULIAO? -me aparté rápidamente de su cuerpo caminando hasta mi cuarto, mientras intentaba regular mi respiración.

-Ya voy Jaime, es que me encontré con un amigo. -le entregaré mi tarjeta, se que era muy formal pero... No está de más tener el número de un abogado.

Fuí hasta la entrada en donde veía a un muy sereno Edgar con el walkie-talkie frente a su rostro y con los ojos cerrados. Le extendí mi tarjeta sin mirarlo a los ojos, por su parte recibí un beso en mi mejilla mientras que se llevaba la tarjeta.

-Gracias, Manu. Terminaré de trabajar y te llamaré. ¿Sí? -sólo asentí, ya que ambos sentíamos como esa voz tan irritante continuaba con sus retos hacia el Edgar. Abrí la puerta y dejé que se marchara, no sin antes besar mi frente.

Lo ví marcharse, caminaba muy tranquilo. Se veía muy seguro de sí mismo... ¡COMO MIERDA PUEDE ESTAR TAN TRANQUILO!

Recosté mi espalda sobre la puerta y solté un largo suspiro.

¿Qué había sido todo eso?


It can't be love.  {Jaidefinichon.}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora