Prólogo

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La suave tela de las sábanas rozaba con la delicada piel de ambos tricolores

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La suave tela de las sábanas rozaba con la delicada piel de ambos tricolores. Los besos no cesaban entre ambos en busca de una distracción al ligero pero a la vez fuerte dolor que uno de ellos sentía en la zona de atrás.

Las gotas de sudor en sus cuerpos se deslizaban por sus blancas pieles haciéndolas relucir como hermosas perlas que decoraban todo su cuerpo.

Los gemidos de ambos se mezclaban en una melodía agradable para ambos.

— ¿Te duele?

— Qué importa. Por favor no pares— suplicó uno de ellos ante la delicada pregunta del otro.

Las embestidas continuaron de una manera delicada. Las caderas de ambos se movían de una manera sutil. La primera vez de uno de ellos estaba siendo mejor de lo que siquiera pudo haber imaginado. Por el contrario, otro de ellos era un chico experimentado que había estado con hombres y mujeres, por lo tanto sabía lo que hacía. De esa manera pudo complacer por completo al chico debajo de él.

— ¿Po-Porqué te detienes~?— preguntó apenado.

Joya amatista— habló— permíteme ser yo quien te muestre el placer absoluto esta noche. Ya que es su primera vez quisiera mostrarle todas las sensaciones que su cuerpo puede llegar a sentir.

— D-De acuerdo...

Las vendas en sus ojos eran el mal tercio en ese momento entre ellos. Después de todo, la única regla de ese club de sexo y compañía era nunca quitarse la venda de los ojos. Claro que era un decir, después de todo existían más reglas, pero esa era la más importante al momento de intimar.

Ambos querían mirar a los ojos a la persona con la que estaban pasando un rato de lujuria en esa elegante cama, pero las reglas del lugar eran estrictas. Por el momento se aguantaron la tentación de quitárselas y continuaron con su aparente acto de amor.

El tricolor más experimentado salió del interior del novato. Con ayuda de sus manos buscó el torso del chico y siguió el camino hasta llegar a la zona delicada de Joya amatista. Usando sus manos comenzó a jugar delicadamente con lo que había encontrado y el dueño de aquello sólo se retorcía del placer que el otro chico le hacía sentir.

Culminando en las manos de aquel que se hacía llamar Faraón, Joya amatista no pudo evitar sonrojarse y pedir disculpas. Por el contrario, Faraón ni siquiera le importó. Se limitó a sonreír y besar al dulce chico que lo había elegido esa noche. Y la verdad es que se sentía muy afortunado y feliz.

— Espero que haya disfrutado su estancia conmigo— habló melancólicamente a diferencia de cuando lo hace con otros clientes del lugar— Por favor, no se quite la venda hasta que escuche la puerta del baño. Me vestiré y no saldré hasta que usted me de permiso de hacerlo. Si no quiere vestirse, cúbrase con la sábana. No olvide colocarse el antifaz— el protocolo era molesto, pero debía cumplir las reglas del club.

— De acuerdo— respondió el cliente sin moverse.

Sintió como el cuerpo de Faraón se deslizaba por la cama hasta que se bajó de ella. Escuchó la puerta que se suponía era del baño y entonces se sentó y se quitó la venda.

— ¿Qué he hecho?— se cuestionó en un susurro. Miró a su derecha y tomó el antifaz negro que estaba en la mesa de noche a lado de la cama. Se lo colocó y después se puso la camisa azul pastel que había llevado esa noche. Todo sin moverse de la cama.

— ¿Puedo salir?— escuchó dentro del baño y el chico dio un si como respuesta. Ante esto, Faraón salió.— Gracias por visitar Black Rose Club. Si lo desea puede pasar al bar o restaurante del lugar. Nos complace recibirlo y esperamos vuelva pronto— sonrió.

Joya amatista no hizo más que mirar aquellos orbes rojos que brillaban intensamente sin saber porqué. El antifaz color rojo metálico que él portaba hacía juego con tan hermosos ojos, y por el contrario, Faraón pensaba lo mismo de él sobre el antifaz negro que portaba el opuesto.

— Gracias... por todo— habló el chico en la cama.

— No tienes porqué agradecer.

— Podremos repetirlo algún día... Quizás...— sugirió algo apenado. Por otro lado, Faraón iba a explotar de la emoción de escuchar tales palabras.

— Cuando quieras... Sólo espero puedas encontrarme.— sonrió pícaramente y abrió la puerta de la habitación.

— E-Espera, ¿Eso qué significa?— preguntó confundido

— Pregúntale a Cachorro oji-miel.— dijo y después salió cerrando la puerta.

...PRÓLOGO...

Bienvenidos al club de la pasión y el deseo

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Disfruten de las apasionantes historias románticas, amistosas y dolorosas entre los personajes.

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Historia dedicada a la chica que la extrañaba y que gracias a su petición esta historia es pública y será escrita de nuevo

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LuceroSuarez7

(Además de ser una de mis escritoras favoritas uwu)

Señorita Lucero, espero disfrute de esta historia.

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