Una joven ha estado viviendo en el mundo humano hasta cumplir los veintiún años sin imaginar su origen, en la búsqueda de sus raíces conocerá a muchas personas pero no se podrá fiar por completo de todas ellas. ¿Tienes idea de las dos caras que suel...
Cuando un vampiro se acercó a mi no dudé en atravesarlo con mi espada, habían varios soldados que llevaban antorchas y quemaban los cuerpos así que les estábamos abriendo paso, los lobos eran más difíciles de derrotar, mi alce cayó en el primer ataque puesto que fue mordido por uno de ellos, algunos elfos disparan sus flechas mientras otros luchan con espadas, no puedo asegurar si estamos ganando o perdiendo, sin embargo eso no me arrebatará las esperanzas.
La espada es ligera como una pluma, hasta el momento no tengo heridas fuertes, al hundir mi espada en el cuello de otro vampiro soy tumbada por un lobo gris, está a punto de morderme cuando lo atravieso en el área del vientre dándome un baño de sangre, mis cabellos me impiden ver bien así que, uso mis dedos para colocarlos tras mi oreja, he ganado más confianza, los lobos que intentan dañarme son atravesados por la plata mucho antes de que me causen algún rasguño pero este lobo anaranjado que acabo de matar me ha lastimado el brazo izquierdo, no es que lo utilice mucho pero el dolor es insoportable, avanzo un poco más y me topo con una mujer vampiro, ella corre hacia mi sonriendo, corro también para encontrarla pero en un descuido ella consigue tomarme del cuello y lanzarme lejos, me puse de pie en cuestión de segundos, no estaba en un lugar en donde podía tomarme la libertad de descansar entes que seguir.
Muchos elfos morían también, debía acabar con esto, ataqué a un vampiro que estaba a punto de cortarle el cuello al general, él me miró dedicándome una sonrisa pero pronto esa sonrisa se borró, el general cayó frente a mi, una flecha le atravesó el corazón, levanté la mirada y pude ver a la bruja, fue ella quien lo mató, corrí hacia ella, quería matarla, por todo, pero simplemente con un movimiento de su mano derecha fui lanzada por los aires, el dolor se expandía sobre todo mi cuerpo, necesitaba un respiro, me levanté nuevamente y corrí hacia ella apuntándole con mi espada y simplemente volvió a repetir su acto.
Esta vez ya no pude levantarme con rapidez, conseguí arrodillarme, pero no sentía que mi mano empuñara mi espada, comencé a buscarla con la vista y la situé a tres metros de donde estaba, trate de ir hacia ella pero la bruja se interpuso, me tomó del cuello y me levanto sin dificultad, la falta de aire me desesperaba.
—Y pensar que te crie para obedecerme —Todo lo que me decía era confuso, no sabía ni quien era, yo no era nadie— Como dijo Kaysa, debí matarte hace veinte años, pero tranquila, solucionaré el problema ahora mismo —seguía sin entender, poco a poco ella comenzaba a verse borrosa, mis ojos se iban cerrando— pero de mi parte, es muy cobarde matarte sin darte la oportunidad de luchar por tu vida —caí al suelo y comencé a toser, respiré profundo varias veces para compensar todo el aire que había perdido.
—Toma tu espada, veamos que aprendiste a hacer —Hice lo que me pidió, sin embargo debía usar esta única oportunidad para averiguar la verdad sobre mi.
—No entiendo ni una sola palabra de lo que dices —Mi voz sonó algo ronca, aun no recuperaba todo el aliento— Quiero saber tu nombre, si voy a matarte necesito al menos saber eso —como lo supúse ella hechó a reir, solo espero que siga mi juego.
—No mereces saber mi nombre niñata —pero no me iba a rendir facilmente, meteré mas leña a la hoguera, incluso si ocasiono un incendio ya no importa.
—Dime algo bruja... ¿A qué te refieres con que tu me has criado? ¡No tienes idea del dolor de cabeza que me ocasiona oirte decir eso! —Ella titubeó un instante, es hora de quemar todo— Dime la verdad, de nada servirá guardar tu secreto una vez que muera —ella lo meditó un momento, esta era la unica oportunidad que tenía— o es que acaso tu inventaste todo y ahora tu mentira se ha quedado sin inicio y sin fin.
—Querida niña, todo lo que te he dicho hasta ahora ha sido verdad, dependerá de ti el creerme o no —Desenvainó su espada, la cual acaba de aparecer de entre sus ropajes— Pero ahora, te daré una muerte placentera, ¡Que sea deber de Odin el enviarte junto a tus padres!
Nuestra pelea fue larga, me estaba cansando rápido, mis movimientos se hicieron más lentos y en un intento por evitar que su espada atraviese mi corazón herí mi brazo derecho, intenté levantar la espada pero ahra era demasiado pesada o soy yo la que no tiene fuerzas para seguir.
—Lo suponía, alguien como tu no iba a durar en batalla —volvió a tomarle del cuello, comencé a ver borroso, sentí que era lanzada por los aires, escuche como mi espalda chocaba con lo que al parecer era un árbol, caí al suelo en un golpe seco, el hecho de haber chocado con un árbol indicaba que estaba demasiado lejos de la zona de guerra, entreabrí los ojos pero no lograba ver a la bruja, poco a poco fui perdiendo la razón, no quería hacerlo pero el dolor era demasiado.
(...)
Abrí mis ojos lentamente pero en el panorama no se distinguía nada más que la nieve blanca pero... no hay nieve en esta época del año. Conseguí levantarme sin hacer caso al fuerte dolor de cabeza que estaba sintiendo. Miré el lugar, estaba en un bosque cubierto por nieve, no se podía ver más que la alfombra blanca, el cielo estaba despejado y no hacía frío, toqué la nieve pero parecía mas una especie de algodón esparcido por todos lados, comencé a caminar sin rumbo, busqué una salida sin éxito alguno, esto era demasiado extraño, tal vez se trate de un sueño, me pellizco el brazo izquierdo, muy cerca de la herida, el resultado es un dolor insoportable —este no es un sueño— ¿Qué es entonces?... No se cuanto tiempo he estado recorrindo el lugar pero no hay nada, me siento en el lugar en donde desperté, apoyando la espada en el pino que yacía tras de mi, este puede ser un truco de esa bruja, debo mantenerme tranquila y muy despierta por si acaso. Siento que han pasado horas, la pelea continua, no puedo permanecer más tiempo aquí.
—Después de tanto tiempo volvemos a vernos —me asusté a escuchar esa voz, giré la vista a todos lados pero no encontré a nadie— no has cambiado nada, tal vez incluso sigues siendo la misma niña de ese día —seguía sin poder ver de dónde venía esa voz y mi corazón se agitó.
—¡¿Quién eres?!—pregunté al viento esperando que alguien me diera su respuesta y lo único que obtuve fue un silencio absoluto, después de unos instantes volví a escuchar la voz.
—No pareces muy lista, ni siquiera has logrado encontrarme en medio de la nieve —se movió algo, entonces pude ver sus ojos y en el momento en el que lo hice, me perdí en la inmensidad de su mirada— ¿Pretendes sacarme de aquí? —era realmente hermosa, pero su pregunta me dejó muy confundida... ¿Qué quería decir con eso?
—¿A qué te refieres? —pregunté, ella desvío su mirada.
—Así que no vienes por mí... ¿Qué haces aquí entonces? En este lugar no hay nadie más aparte de mí.
—¿Quién eres tú?
—Por lo que he visto y oído hasta ahora, tú no sabes nada ni sobre ti misma.
—¿Qué es de este lugar? ¿Dónde estoy? ¿Dónde están los otros los demás? ¿Siguen en la batalla mientras tú y yo hablamos aquí?
—Realmente hablas demasiado para ser una humana.
—Responde mis preguntas —repliqué para que ese lobo me obedeciera.
—Tu cuerpo está en algún punto del bosque, inconsciente. Estamos en algún lugar de tu mente. Fui encerrada aquí hace mucho tiempo... ¿Lo recuerdas?
—¿Recordar? ¿Qué se supone que debo recordar?
—Lo que pasó hace veintiún años... La rebelión, tus padres, Bala... ¿Qué no recuerdas nada?
—¿Tengo cara de saber de lo que me estás hablando? —ella suspiró.
—Bien, te refescaré la memoria —me miró directamente a los ojos— Mi nombre es Blake y soy la última descendiente loba del Clan Coin, soy tu loba.
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