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En una noche en El Jardín Gris o The Gray Garden, como te parezca mejor, se encontraba él  Diablo del dicho mundo, Kcalb, mirando la luna llena que estaba en lo alto, era muy brillante, él sin duda alguna prefería la noche que el día, no lo malinterpreten, obvio que le gustaba el día, pero a él le fascinaba la tranquilidad sin ningún alboroto, es especial de ese demonio de cabellera verde y lentes rojo que le decía "Viejo", si quería al joven demonio, pero también quería un momento de paz

No pudo evitar soltar un suspiro cuando vio sus manos vendadas, sin duda alguna Ivlis le había hecho daño, esa pequeña Diablo al principio no la tomaba en serio por su baja altura, grave error, pudo derrotarlo, sin duda era muy fuerte, si "era", si no fuera porque Etihw  llego al tiempo, probablemente ya estaría muerto, y también agradecía a Reficul, que de casualidad solo pasaba por hay, si lo conocía, había hablado con el otro Diablo en el pasado, recordó que le decía que estaba felizmente casado y con un hijo. 

Hijo

Sin duda alguna esa parte de la vida del otro diablo nunca pudo olvidarla, el también era padre, o bueno, fue padre, ese era un secreto, solo un grupo de diablos conocían su secreto, y tres de ellos murieron, solo quedaron las felinas que les había ordenado que por nada del mundo podrían decirle a alguien, se sorprendió cuando ellas asintieron con una mirada de total seriedad que nunca se lo dirían a alguien, y estaba sumamente agradecido por ello, ha pasado mucho tiempo y ninguna de ellas había dicho sobre la hija del diablo, aparte de ellos tres nadie más sabía, ni siquiera Etihw quién era Dios en este mundo, eso aun demuestra que hasta un Dios no puede saber todas las cosas, nunca le podría decir a Etihw que tuvo una hija, no podría, no tenía el derecho de llamarla hija, no después de lo que hizo. 

En cierta parte estaba aliviado que Ivlis viniera y lo lastimara a tal grado, porque sabía que se lo merecía y más, él mismo se lo había ganado, es cierto que su castigo por la guerra fue estar sellado por muchos años, pero el castigo por haber lastimado a su hija tenía que ser mayor, como un padre podría lastimas a su propia hija, a quien crio y cuido de ella quien prácticamente estaba en pañales, a quien había creado, él no sabía en ese entonces lo que tenía hasta que lo perdió, al principio todo fue hermoso, tranquilo, aún estaba la guerra pero en ese tiempo aún había un poco de calma, después de años, la guerra se volvió más sangrienta y violenta, todo fue brutal, en la última batalla fue donde perdió a sus subordinados, compañeros y amigos.

Cuando su hija era solo una adolescente fue cuando empezó la pesadilla, fue el tiempo en que ningún bando quería tirar la toalla cueste lo que cueste, su actitud se volvió mas sombría y era mas malvado y sin piedad que antes, también cuando le entraron las inseguridades, tenia miedo que su hija se fuera como lo hizo Wodahs, se sintió muy traicionado y molesto, la situación se agravo con esa guerra y necesitaba sacar toda esa ira, y quien más que su propia hija, no podía usar a sus subordinados, ellos no habrían aguantando el dolor, solo su hija podría hacerlo porque tenían un poder similar.

Entonces la tortura a la joven empezó y por esa situación se estaba volviendo más insegura y temerosa, su hija ya era de hecho tímida, y eso solo empeoro la situación que en sus practicas empezaran a fallar y se volviera débil, pero en ese momento tenia una excusa para pegarle a su hija por sus debilidades, que la lastimaba por se una inútil e inservible, aun recordaba el hechizo que le había puesto a su pequeña, otra razón por la que no merece llamarla hija, ese maldito sello que tenia en la espalda, sin duda alguna podía activarlo para que ella sufriera, gritara y llorara de dolor, aun recordaba que había casos que salía sangre del las marcas del sello, recordaba como ella le implorara que parara, que se detuviera, pero le hacia caso? No, solo ignoraba las lagrimas que pasaban por su joven carita y se hacia el sordo con los gritos que ella daba

Incluso ella suplicaba y se había arrodillado para que detuviera la guerra, si no le hice caso cuando me pidió que dejara de hacerle daño, de verdad cree que le hare caso al detener esta guerra? Que ingenua era ella, esa misma tarde le di el peor castigo, no me detuve ni por un momento, la había dejado encerrada 3 días y en esos días iba sin falta para castigarla, sus gritos y lagrimas, con la espalda expuesta en donde salía sangre de ese sello.

Nada Es Como Parece SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora