Capítulo 8

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(¡Hay demasiados! ¡Tengo que escapar!)

Sosteniendo mi rifle de asalto cerca, corro calle abajo, tratando de no mirar a la horda que me sigue.

(Tengo que encontrar la forma de regresar... ¡O, al menos, distraerlos para que mis amigos puedan escapar!)

Se está poniendo tan oscuro que se me hace muy difícil orientarme. S imposible regresar al supermercado así.

Todavía escucho los gemidos de los zombies que me siguen cuando entro en la zona industrial de la ciudad.

Corro por un estacionamiento y luego rodeo un almacén, buscando una forma de entrar.

(Estoy agotada... No puedo correr más. Necesito un lugar seguro. Un lugar que pueda defender.)

Busco una ventana por la que pueda trepar, pero el sonido de madera crujiendo bajo mis pies me sorprende.

— ¡AAH!

Sin darme cuenta, me había parado en la tapa de madera putrefacta de un pozo de agua...

La tapa se rompe y caigo en la gélida y sucia agua.

(¡Oh, Dios...! ¡No puedo morir aquí! ¡Tengo que salir de aquí!)

Intento trepar, pero las paredes del pozo están húmedas y resbaladizas.

(Todos los zombies deben haber oído mi caída... ¡Tengo que prepararme para luchar! ¿Dónde está mi rifle?)

Darme cuenta de que no tengo mi rifle me hiela la sangre más que el agua gélida. Lo busco, pero no tengo éxito.

Entonces... oigo que algo pesado cae al agua.

(No puedo ver nada... ¡No sé qué hacer!)

Me muevo con las manos apoyadas en las paredes, intentando encontrar un saliente por donde trepar.

— ¡Vamos...!

Ya no tengo tiempo. Justo cuando los chapoteos están detrás de mí, una mano aparece sobre mí y me levanta en el aire.

—Estabas atrapada, ¿Eh? Eres patética.

Me aparto l pelo mojado de la cara para verlo, pero Zero se mete de un salto al pozo antes de que pueda agradecerle.

— ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Pero!

Me arrastro hasta el borde del pozo y miro, con horror, como Zero acabada con un zombie tras otro sin ninguna dificultad.

(No puedo creerlo... Este chico es indestructible.)

Una vez que todos los zombies están muertos, Zero me mira y trepa fácilmente las paredes del pozo.

— ¿Cómo me encontraste?

—No te estaba buscando. Simplemente estaba siguiendo el olor de la presa.

—Gra... gracias...

—Ahórratelo. Es un fastidio que no estés en condiciones de pelear. Conozco un lugar seguro para escondernos.

Asiento y sigo a Zero.

Entramos en una casa abandonada con ventanas tapiadas. Me siento en el suelo mientras Zero asegura la puerta.

—Quédate aquí. Voy a revisar el resto de la casa.

Me quedo sola un momento. Pronto se vuelve difícil mantener los ojos abiertos.

Miro a mi alrededor, notando una chimenea vacía y un sofá cubierto por una manta vieja.

(Tendría que ayudarlo... ¡Bah! ¿A quién engaño? No me quedan fuerzas ni para mantenerme despierta.)

Attack of the DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora